Según la Asociación de Medicina del Trabajo de la Comunidad Valenciana (AMTCV), sólo se declaran anualmente poco más de un tercio de las enfermedades de origen laboral que realmente se producen, lo que supone que las cifras que arrojan las estadísticas oficiales en España, de 30.000 enfermedades de origen laboral siendo la mayor parte de éstas leves y sin baja, se dispararían a más de 80.000 enfermedades profesionales al año, que, además, incluirían un importante número de muertes por enfermedad laboral.
Las patologías de origen laboral más frecuentes son las debidas al ruido y a las vibraciones, así como las osteomusculares, seguidas de las dermatológicas y las respiratorias, pero que actualmente, no se consideran enfermedades de origen profesional las patologías cardiovasculares y mentales, lo que ayuda a este «maquillaje» de las cifras oficiales. Los motivos de este infradiagnóstico son claros: «En España se consideran patologías de origen laboral sólo a aquellas recogidas en la lista española de enfermedades profesionales y que, dentro de esta, están relacionadas con una actividad y causa concreta», explica el Dr. Alfredo Ribelles, vocal de la AMTCV. Esta clasificación de las enfermedades profesionales no se hace –según Ribelles-«siguiendo criterios científico-técnicos, si no que se elabora basándose sobre todo en criterios economicistas y legales, algo directamente relacionado con los intereses que se esconden tras las patologías de origen laboral».
Y si la declaración de las enfermedades profesionales que se producen en realidad es una asignatura pendiente, el registro de fallecimientos relacionados con estas patologías es todo un reto.«Calculamos que en España hay cerca de 9.000 fallecimientos anuales debidos a cáncer de origen laboral y en torno a 1.700 por enfermedades respiratorias, frente a los 3.600 por enfermedades cardiovasculares», apunta Ribelles. En la realidad, las muertes por enfermedad laboral apenas son reconocidas.
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