“Demuestra que vales. Acreditar las bondades de un producto (o servicio) es la mejor carta de presentación para una empresa. Hay sellos de calidad para casi todo”, reza el título y subtítulo de la revista Capital nº11 de 2012. Realmente, como un gran número de empresas y empresarios afirman, sin duda la certificación de productos y sistemas de gestión es un elemento clave para garantizar la competitividad de las empresas, sus productos, procesos y servicios.
Los motivos que pueden llevar a una empresa a la certificación de una norma de gestión pueden ser muy variados: “lo pide el cliente” “mejoramos la imagen” “queremos ser proveedores de…”, “es una puerta hacia la internacionalización” etc. Sin embargo, cuando hablamos de que existen estudios que demuestran que las empresas certificadas en un sistema de gestión son más competitivas que las que no lo están, la cosa cambia. El estudio realizado por Mann y Kehoe (1994) señalaba que la implantación de ISO 9000 estaba asociada con la mejora de los resultados de la empresa a nivel operativo.
Igualmente, el estudio realizado por Casadesús, Heras y Ochoa en 500 empresas certificadas en esta norma, llegaba a la misma conclusión. También es cierto que existen estudios muy rigurosos que no llegan a constatar una relación positiva entre la certificación y la mejora del rendimiento empresarial, como es el caso de Terziovski, Samson y Dow, 1997, en empresas de Australia y Nueva Zelanda. Sin embargo, en lo que sí parecen estar de acuerdo gran parte de todos los estudios realizados en relación a la mejora de la competitividad y la certificación es que se puede predecir el grado de mejora obtenido en función de los motivos que les llevaron a la búsqueda de la certificación. Y si uno de los motivos que les llevaron a ello es la mejora de su modelo de excelencia EFQM – Modelo de excelencia empresarial europeo, Premio Deming – Premio japonés a la excelencia; Premio Malcolm Baldridge – galardón estadounidense a la calidad nacional del modelo EFQM, podemos afirmar que la búsqueda de la certificación o más exactamente, la implantación de modelos de gestión conforme a estándares, es una herramienta que ayuda a la consecución del modelo de excelencia empresarial elegido.
Si nos referimos concretamente al modelo EFQM, (puesto que es el que impera en Europa), vemos que los resultados finales se expresan en términos de incrementos de la productividad y de la competitividad y cómo estos resultados se traducen en beneficios empresariales.
Asimismo, la citada revista Capital en su número 11 de 2012, afirma que “la certificación va unida a la productividad y a la competitividad”, afirmación que habría de explicarse un poco más en profundidad.
Aunque no existe una relación causa efecto, sí se puede afirmar que los sistemas de gestión y las certificaciones en los mismos, ayudan a las empresas a ser más competitivas. Diferentes índices muestran la relación existente entre la consecución de certificaciones relativas a los sistemas de gestión y los indicadores que muestran los niveles de competitividad de la empresa.
Desde nuestro punto de vista, no se puede afirmar que una empresa por el simple hecho de conseguir una certificación en calidad, medio ambiente, prevención, etc., sea más productiva ni más competitiva, aunque sí coincidimos en que sienta las bases hacia un modelo de excelencia empresarial que favorecerá la mejora de la productividad y su competitividad.
Fuente: Proyecto Unifikas para ORP2014 – “Situación del sistema integrado de gestión en la empresa vasca”