La grasa es necesaria en nuestro organismo, por ejemplo para absorber algunas vitaminas, como aislante o para la fertilidad femenina, pero su exceso puede ser perjudicial para la salud. En el contexto de los accidentes de tráfico, puede parecer que los depósitos de grasa solo pueden actuar en beneficio de la víctima, protegiéndola de lesiones, pero en realidad no sucede así.
Está comprobado que la grasa corporal, y por consiguiente la obesidad, puede actuar como un amortiguador de choque en las colisiones violentas como accidentes viales. Un estudio realizado a las víctimas de choques de coches en 2003 ha concluido que las personas que tenían más grasa subcutánea eran menos propensos a sufrir lesiones abdominales. Pero la protección de la grasa como si fuera un airbag no trasciende más allá. Para detener un cuerpo en una colisión, se necesitará una mayor fuerza cuanto más pesado sea el ocupante del vehículo.
Según Richard Kent, del Centro de Biomecánica Aplicada de la Universidad de Virginia (EEUU) los cambios demográficos crean retos en el diseño del cinturón de seguridad. Durante mucho tiempo, se han realizado pruebas con maniquíes de un tamaño de alrededor de 76 kilogramos y de 1, 44 metros de altura, que para nada corresponden con las medidas de la mayoría de los estadounidenses. Aunque recientemente uno de los mayores productores de dummies ha anunciado sus planes para lanzar modelos obesos, de unos 122 kilogramos.
Cuando se produce un accidente la pelvis es la estructura del cuerpo que soporta la carga principal del cinturón de seguridad. El investigador afirma que con grandes estómagos, los cinturones de seguridad se deslizan hacia arriba y fuera del regazo. Un sistema de retención funciona mejor cuando está acoplado con el esqueleto. Por eso, el tiempo que pase presionando en los tejidos blandos retrasará ese efecto protector.
Para observarlo, Kent llevó a cabo pruebas con ocho cadáveres atados con cinturón de seguridad a los que sometió a un accidente de 48 kilómetros por hora. El vídeo de alta velocidad mostró que los cuerpos obesos sufrieron un mayor desplazamiento de sus asientos por la pelvis y la parte inferior del pecho. Los maniquíes más pequeños se mantuvieron mejor sujetos en su posición, con sus cabezas y torsos inclinados sobre el arnés superior.
Esto puede ayudar a explicar el típico patrón de lesiones observado durante accidentes de tráfico en víctimas obesas, siendo mayores los daños en las piernas con respecto a las personas con menos grasa corporal y por tanto teniendo una mayor probabilidad de muerte.
Fuente Popular Science.
Fotografía CC de Greg Westfall