La necesidad de protegerte, clave en el día a día
Cuando Publio Cornelio Escipión regresó a Roma tras su victoria en la batalla de Zama contra Aníbal, derrotando a Cartago, pudo disfrutar de su triunfo en las calles de Roma. En el desfile triunfal, en el carro junto al victorioso general iba montado también un siervo que se situaba detrás de él, y que cada poco tiempo le recordaba al oído la frase “Memento Mori…” (“Recuerda que puedes morir…” en latín). Esta frase, venía a recordar al triunfador que su naturaleza era humana, que podía morir, y que las circunstancias cambian. Para así evitar que cayese en la soberbia y quisiese evitar las limitaciones expuestas por la ley y la costumbre.
Hoy en día, todos deberíamos tener quien nos recuerde a menudo “Memento Mori…”. Quizá deberíamos tener una aplicación en el móvil que cada poco rato nos mande un aviso recordándonos la necesidad de protegernos, de no caer en la desidia y de actuar con precaución evitando la soberbia y el pensamiento de “¡eso no me va a pasar a mí!”. Aunque también esa parte habría que considerarla. En algunas empresas ya se empieza a restringir el uso del teléfono móvil en el entorno laboral por las distracciones que puede provocar, sin contar con los riesgos que supone su uso al volante. Es raro el día en el que no se oye alguna noticia relacionada con un accidente laboral, generalmente mortal (los graves y leves no suelen salir en prensa, aunque provocan una ingente pérdida de horas de trabajo y bajas laborales).
Recientemente, hemos podido leer estadísticas sobre la evolución de la siniestralidad laboral. Si bien durante los años 2005 a 2012 la tendencia era descendente, en los últimos años la tendencia está cambiando y este año se registran incrementos del 6,8% respecto a enero del pasado año. La reactivación del mercado laboral podría ser una de las causas, aunque hay quien lo achaca también a un aumento de la precariedad laboral. Si en 2014 se registraban 424.625 casos de accidentes con baja laboral, en 2015 subía a 449.223 accidentes.
Respecto a los accidentes mortales, durante 2015 se produjeron 500 muertos en jornada de trabajo, a lo que hay que sumar 108 fallecidos en accidentes “in itinere”. Durante el año 2016, en el mes de Enero se registraron 51 accidentes mortales, 24 más que el año anterior. Un tercio de los accidentes laborales los sufren personas con menos de un año de antigüedad en la empresa, llegando a un 50% si ampliamos la horquilla a un rango de uno a tres años. Recibir formación específica y ser experto en una materia, reduce el impacto de la siniestralidad laboral. Aunque también se ha comprobado que los accidentes mortales tienen mayor incidencia en personas de mayor edad y experiencia, quizá por un exceso de confianza.
Además de la formación, una adecuada concienciación es clave para reducir el riesgo en el entorno laboral. Una correcta política de prevención de riesgos laborales no debe considerarse un gasto sino más bien una inversión. En la Unión Europea –de acuerdo a datos de EU-OSHA-, mueren 4000 personas al año en el trabajo, se producen cerca de 3 millones de accidentes graves al año, y se pierden al año 83 millones de Jornadas de trabajo, y esto asciende a pérdidas de más de 400.000 millones de euros (3% del PIB Europeo, https://goo.gl/u8hxYK ). Lo que sin duda daña nuestra competitividad y afecta directamente al recurso más preciado de la empresa, sus trabajadores.
Si nos centramos en los accidentes mortales, las principales causas son las caídas desde diferentes alturas y las situaciones de aplastamiento debido a quedar atrapado por uso de maquinaria, cargas, etc. Recientemente oíamos en la radio a un líder sindical reclamar mayor atención a la protección del trabajador y a la prevención de riesgos en el trabajo, porque “los trabajadores seguían muriendo por los mismos tipos de accidentes que cuando se construían pirámides y catedrales”. Revisando los informes del INSHT, vemos que no andaba desencaminado. La mayor parte de esos accidentes se pueden evitar.
Por ejemplo, evitando la principal causa: las caídas a diferentes alturas. El correcto entrenamiento, la concienciación de la necesidad de usar equipos de protección individual adecuados; es imprescindible. Pocos trabajadores son conscientes de que una mala caída por encima de 2-3 metros de altura puede ser mortal. Y aún es extraño en algunos sectores, ver emplear de forma generalizada equipos anticaídas.
Cuando a un trabajador se le da un arnés para un determinado trabajo, hay que darle el adecuado para el trabajo, para su tamaño y que esté mantenido en unas condiciones adecuadas. Desechando cualquier equipo que haya podido sufrir un impacto debido a caída. Son pocos los trabajadores que son conscientes de la necesidad de revisar con atención el estado de su arnés antes de su uso. Todos los esfuerzos en dar a conocer las herramientas adecuadas para evitar riesgos en una caída son pocos. Y una constante investigación en nuevos equipos está haciendo que seamos capaces de evitar riesgos inherentes a una caída (ergonómicos, síndrome ortostático, caída de herramientas y más). Pero esto es insuficiente si no hay un correcto uso del equipo, si no se elige la talla adecuada y si no existe un plan de rescate que se haya entrenado repetidas veces.
En definitiva: el uso de las herramientas adecuadas, de la forma correcta. Esto requiere una visión de la empresa que favorezca un entorno adecuado. Fomentando la formación y reforzando comportamientos adecuados. Por otro lado, realizando una inversión adecuada en equipos diseñados, no sólo para pasar la próxima inspección de trabajo, sino para salvar al trabajador en caso de una caída.
Algo que encontramos de forma habitual es que las políticas de la empresa son unas, pero los trabajadores subcontratados que realizan mantenimientos o que se contratan para proyectos determinados no siguen esos mismos estándares. Cuando a un trabajador se le contrata para proyectos cortos, la inversión que se hace en sus equipos de protección individual suele ser menor. Y el tiempo dedicado a formarlos suele ser mínimo. Estas son causas que pueden provocar accidentes mortales.
Los fabricantes de equipos anticaídas realizan una tarea continua de formación y capacitación del trabajador. Frente a cualquier duda, dejémonos aconsejar por expertos. La tecnología avanza, las soluciones son mejores cada día. Mejoremos cada día en nuestro puesto de trabajo. Y mientras esto sucede, mientras estos deseos se convierten en una realidad, no olvidemos que necesitamos a alguien cerca de nosotros que cada día nos recuerde “Memento Mori… recuerda que puedes morir”.