Autor : Germán Carbajo – Técnico Superior de Prevención de Riesgos Laborales del Ayuntamiento de Zamora (y no sé cuantas cosas más)
Desde hace mucho me pregunto -¿qué es realmente un técnico de prevención?- y es que la ardua tarea de evitar o minimizar los riesgos es transversal, lo que supera la simple probabilidad por consecuencias y nos exige solucionar y copar una serie de profesiones que en principio poco tienen que ver con esta profesión.
Permítanme que con un poco de humor haga un viaje por todas aquellas actividades que, con cierto intrusismo laboral, muchas veces desempeñamos.
Algunas ocasiones los técnicos en prevención somos ingenieros, y no solo en una sino en varias especialidades. Cuestiones como las instalaciones eléctricas o adaptar máquinas o equipos de trabajo hace que muchos de nosotros que no contamos con dichas especialidades con lista de chequeo en mano nos pongamos a ejercer de estas profesiones.
Como físicos tratamos muchos agentes como condiciones termohigrométricas, ruido, vibraciones, radiaciones y campos electromagnéticos. No piensen que no es para tanto, pero pascales, sievers o bequerelios alguna vez se atragantan a los que somos de leyes. Yo por el momento empiezo con la teoría de cuerdas y los agujeros negros, no tengan dudas que en alguna ocasión nos exigirán algún informe evaluando riesgos en tan desconocidas materias.
En cierta manera algunas veces somos arquitectos, no son pocas veces que escalímetro en mano tenemos que valorar las distancias a una salida exterior, tocar un plano con AUTOCAD, distribuir y diseñar la adecuada situación de puestos de trabajo, valorar el cumplimiento del código técnico o mirar por qué narices la inercia térmica de un edificio nos hace imposible tener unas condiciones homogéneas y agradables.
Una de las partes fundamentales de la profesión es ser profesor, en teoría mediante la formación es posible el cambio, y es complejo intentar formar a los trabajadores cuando muchas veces en lugares inhóspitos y con recursos insospechados entramos en conflicto dándoles procedimientos que ellos no tienen la más minima intención de escuchar ni de poner en práctica. Sé que algunos les sería más fácil aprender que las mariposas tienen lengua, que por qué narices se tienen que poner guantes, cascos, mascarillas o protectores auditivos
Quizá la parte que más me atrae es la de detective, confieso que en no pocas ocasiones, aunque salvando las distancias, me he encontrado siendo un Sherlock Holmes. Las investigaciones de accidentes con todas las causas o la búsqueda de riesgos insospechados en diferentes tareas, a veces nos hacen utilizar formas más detectivescas que técnicas.
La prevención es el cumplimiento de normas pero, seguramente algún lector, en alguna ocasión, me entiende cuando digo que vamos más allá, y es que esporádicamente actuamos como abogados haciendo y respondiendo informes jurídicos para la inspección de trabajo, juzgados y diferentes administraciones públicas. En serio que con esta profesión tenemos muchas cosas más en común que la de guardar el sigilo profesional o interpretar correctamente una norma.
Traductores de idiomas, en alguna oportunidad tuve que hacer algo ejerciendo esa bonita profesión. Algunos habrán probado también con la ayuda del traductor de Google o Wordreference a traducir del italiano, inglés o francés cuando había que aplicar algún método innovador de evaluación como el MAPO, COSS ESSENTIAL o el del INRS que venían como anillo al dedo.
Innegable es que somos biólogos y no solamente al intentar aplicar el reglamento de biológicos sino también al valorar la calidad de aire interior.-No sé si alguna vez se han sentido como yo (hombre de letras) y se han preguntado –¿qué puñetas son los priones?, ¿y un reservorio? o hace unos años cuando pensamos ¿qué narices hay que hacer ante la gripe A?-.
Estadistas y economistas, los informes de fin de año analizando los índices para ver si hay derecho a algún bonus o especificar los costes-beneficios de una medida preventiva, creo que bien podría tener alguna relación con estas especialidades.
La actividad de la medicina laboral es una especialidad propia de la prevención, pero circunstancialmente ejercemos de psicólogos e incluso psiquiatras. Cierto es que las evaluaciones psicosociales no exigen tanto pero en algunas ocasiones al tratar con algún informe psicosocial, me he encontrado no solo tratando un trastorno de la conducta, sino también alguna enfermedad de la mente sin diagnosticar. En una ocasión ante un trabajador que estaba fuera de sí, yo diría que poseído por no sé qué fuerzas, tuve que ejercer de exorcista y compañeros eso sí, sin una sotana y sin agua bendita es difícil de superar.
En fin, esta profesión es un cúmulo complejo de cuantas sorpresas nos puedan deparar.
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