Autor: Israel Sánchez Barragán – Doctor en Química con mención de Doctorado Europeo. Máster en Sistemas Integrados de Gestión (SIG). Profesor del Máster en PRL y del Máster en SIG de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR)
La mano invisible es la ópera primera del director David Macián, película cooperativa y autoproducida que surge como adaptación de la novela homónima de Isaac Rosa. El film presenta un gran interés desde el punto de vista de la PRL, pues logra despertar una reflexión sobre el mundo laboral y se presenta como una crítica a la deshumanización del trabajo, la cual podríamos decir que es la verdadera protagonista de la película.
El film nos muestra a una serie de trabajadores de diversos oficios (albañil, carnicero, costurera, mecánico, teleoperadora, etc.) que son contratados para mostrar sus habilidades en una nave industrial frente a un público que acude a ver lo que se denomina “el espectáculo del trabajo”. Las duras condiciones de trabajo generan diversos factores de riesgo ergonómicos y psicosociales, incluyendo enfrentamientos entre los trabajadores por los diferentes modos de afrontar su situación laboral.
Así, a medida que avanza el metraje se van poniendo de manifiesto problemas de motivación laboral, ritmo de trabajo, carga mental, carga física, clima laboral, autonomía decisional… Resulta especialmente evidente la falta de sentido de las tareas realizadas por los trabajadores: un albañil que levanta una pared para posteriormente derribarla; un carnicero despieza animales para después desechar la carne; un mecánico desmonta un coche para a continuación volverlo a ensamblar, etc.; cuestión directamente relacionada con la satisfacción y la motivación laboral y que desde el mismo comienzo de la película ya nos hace augurar un futuro poco halagüeño para los protagonistas.
La sobriedad del entorno en el cual se desenvuelven los trabajadores (una nave apenas iluminada) contrasta con la riqueza de las emociones que emanan de cada puesto de trabajo. En esta época de precariedad laboral que estamos viviendo resulta difícil no sentirse identificado con alguna de las situaciones o comportamientos que se describen en la película.
La mano invisible refleja la precariedad laboral y logra despertar un debate sobre el sentido del trabajo. ¿Qué nos aporta nuestro trabajo? ¿Trabajamos para realizarnos o simplemente para sobrevivir? ¿Tienen sentido nuestras tareas? ¿Para quién trabajamos? ¿Qué situaciones estamos dispuestos a tolerar por conservar nuestro puesto de trabajo?
La película se ha estrenado recientemente en cines y desde aquí queremos recomendaros su visionado, pues la experiencia es realmente enriquecedora. Hay que felicitar a David Macián y a todo el equipo de la película por una producción de tal calidad y por aventurarse a retratar una problemática central en nuestra sociedad capitalista.