De nuevo pensando, hace ya unas semanas, caí en la cuenta de, porqué al Técnico de Prevención no se le valora en demasía. Había conocido que una ONG dedicada a cuestiones de género, tenía una campaña en la que denuncia como la invisibilidad y la no remuneración de los trabajos de cuidados repercute en la feminización de la pobreza. Es decir, el hecho de que la Sociedad no reconozca las labores relacionadas con el cuidado a las personas como trabajos de gran valor, hace que las mujeres que lo realizan sean pobremente remuneradas, limitando enormemente su capacidad de consumo.
En estos días en los que las mujeres plantean una huelga para hacer visible la importancia de estos trabajos, puede ser un buen momento de hacernos conscientes de cuánto nos parecemos a ellas en nuestra labor profesional.
Que los Técnicos de PRL no nos sentimos satisfechos de cómo se nos considera socialmente, creo que no es ningún secreto. Ni las empresas, ni los trabajadores terminan de ver nuestra ayuda como algo realmente trascendental a lo que hacen, mirándonos “atravesados” en la mayoría de los casos y espetándonos reproches y desprecios a la mínima que tienen ocasión. Es cierto que nuestro sector está ávido de importantes mejoras que nos hagan más útiles y menos burocráticos, si bien la intención con la que lo hacemos (que no debe ser otra que anticipar los fallos del sistema que derivan en siniestros de consecuencias más o menos graves), debería ser suficiente como para que estuvieran, al menos, agradecidos con los que estamos consumiendo nuestras energías para lograrlo. No suele ser así, por desgracia, como no solemos mostrar esta actitud con las personas que nos cuidan, nos dan su cariño y dedicación diariamente. Posiblemente pensamos que no les debemos nada, que están ahí para eso, que podemos permitirnos un desplante sin que nada ocurra, porque seguirá ayudándonos, aunque no les reconozcamos la tarea. Algo similar nos pasa como profesionales de la PRL.
Esto no es sino el resultado de una Sociedad que no valora el cuidado y dedicación a lo humano, no sé si porque somos muchos, si porque somos números, si porque no habría dinero que pudiera pagarlo; el caso es que no adquiere relevancia más que puntualmente en el ámbito más próximo a la situación de necesidad causada, y sólo por aquellos que adolecen de una sensibilidad destacable. El resto, en las demás circunstancias, no se premia si no hay la producción de cosas y objetos, de “teneres”, en vez de “sentires”.
Y la PRL está en eso, y prueba de ello es esa palabra que la Administración General del Estado ha querido incorporar al nombre del Organismo que les representa, el “BIENESTAR”. En tanto en cuanto nos dediquemos a esto, en esta Sociedad, difícilmente se nos dará valor, porque está ciega a la notabilidad de lo que suponen los “cuidados” y “bienestares”, al contrario, posiblemente se piensa que de poco sirven, ni cuando uno está en pleno sufrimiento, porque si se sale de él se entiende como mérito propio y no de los que nos ayudaron a conseguirlo.
Desde luego, me alegra que en este año hiperfeminista que estamos empezando a vivir, con su día álgido: el inminente 8 de marzo, se trate de poner de relevancia estas cuestiones. Sin duda confío que todo este hartazgo que estamos viviendo desde el lado femenino, sea el inicio de una nueva época en la que nos replanteemos muchas cosas de ese “patriarcado” que poco felices nos hace a la mayoría. Y me alegrará, no sólo como mujer, sino también como Técnico de PRL, porque en tanto en cuanto se logre hacer notar lo relevante que es la labor de tantas y tantas mujeres (en su mayoría) de cuidar a las personas que les rodean, podemos comenzará también a poner de relevancia nuestro trabajo de cuidado de estas mismas, no en el ámbito doméstico y personal, sino laboral. Lograremos así que nuestra función también sea mejor comprendida y más respetada.
Decidle a todas que vayan a la huelga, y vosotros, a apoyarnos, porque, reconocedlo, con este boyante feminismo, tod@s ganamos, haciéndonos mucho, muchísimo, más humanos.
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