En las actividades de estética, tales como peluquerías, centros de manicura, aplicación de tatuajes y otras, se utiliza una gran variedad de productos cosméticos, que en muchos casos contienen sustancias químicas peligrosas. Hasta hace relativamente poco tiempo, la evaluación del riesgo químico en estos centros de trabajo se realizaba de manera superficial.
Habitualmente, se identificaba un riesgo genérico a la exposición a agentes químicos por vía inhalatoria y dérmica, y se proponían unas medidas escasas y principalmente centradas en la utilización de equipos de protección personal y en vagas referencias a la ventilación general de los locales.