Carolina Bové Torres 19 febrero, 2013 a las 14:56 #42606
Buenas,
En principio para el personal de oficinas que utiliza las impresoras y fotocopiadoras o, que únicamente cambia ocasionalmente el cartucho de tóner, la exposición prevista al polvo de toner residual que se genera en el funcionamiento de estas es mínima, y por tanto, se preveen efectos mínimos.
Normalmente las personas más afectadas por exposición al polvo de tóner suelen ser los técnicos de mantenimiento y en condiciones normales, las concentraciones a las que están expuestos son muy bajas, pero, en algunas ocasiones, se han detectado problemas de sensibilización.
Tanto las impresoras láser como las fotocopiadoras usan tóner, tintas en polvo, que tienen la siguiente composición aproximada (puede variar ligeramente según el fabricante):
– Un 85% de un polímero (resina plástica), aglutinante de bajo punto de fusión. (Irritante. VLA-ED 10 mg/m3 como polvo fracción inhalable y 5 mg/m3 como fracción respirable).
– Un 10% de negro de carbono o negro de humo, para dotar a la tinta del color negro. (Afecta a los pulmones. VLA-ED 3,5 mg/m3).
– Un 5% de un agente de control de carga, que interviene en el proceso electrostático de reproducción (Irritante).
Tanto para los técnicos de mantenimiento como para los que trabajan en las proximidades de estos instrumentos, o en caso de vertido accidental el toner contenido en el cartucho, se deberían observar algunas precauciones:
– Eliminación preliminar del polvo presente en los aparatos, siempre por aspiración mediante un aspirador equipado con filtro adecuado para el diámetro de estas particulas (entre 10 y 20 micras) y nunca por soplado. Así se elimina la posibilidad de la suspensión de estas partículas y la inhalación por parte del técnico y el personal en general.
– Para realizar esta operación de extracción de partículas, es conveniente el uso de mascarillas autofiltrantes tipo FFP2.