El psiquiatra Blas Bombín reconoce tener dudas de que la muerte por asfixia de tres menores discapacitados en un centro de acogida de Boecillo (Valladolid) a manos, presuntamente, de su cuidadora pueda enmarcarse en un triple homicidio por compasión. En cambio, ha conjeturado que la tragedia podría tener su origen en el denominado ‘síndrome del quemado’ o síndrome de ‘Burn out’ al que se encuentran expuestas las personas que desempeñan determinadas tareas.
En el presente caso, y tras advertir de que la opinión expresada se mueve en el terreno de la conjetura, ya que para un diagnóstico preciso sería necesario entrevistarse con el paciente, el experto en Psiquiatría ha calificado la conducta de la cuidadora de “aberrante y de naturaleza monstruosa y antinatural” y, en principio, ha puesto en tela de juicio que la muerte de los menores responda al deseo compasivo de la detenida de poner fin a la penosa vida de las víctimas, pudiendo ser fruto del síndrome de ‘Burn out’ que afecta a algunas personas que están al cuidado de personas mayores, enfermas o discapacitadas, como el presente caso, y que “puede provocar estrés, cansancio, depresión y derivar en una alteración psicótica”.
En estos casos, tal y como ha precisado el experto, la persona afectada puede llegar a sufrir “delirios y tener actitudes aparentemente redentoras y compasivas que le llevan a erigirse en justiciera de una situación penosa o lamentable”, trastorno que podría verse agravado en el supuesto de que además consumiera algún tipo de sustancia estimulante para resistir el “agobio que puede suponerle el cuidado reiterado de este tipo pacientes”.
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