Teléfonos móviles e Internet facilitan el contacto con jefes y compañeros más allá de la jornada de trabajo. Crecen las consultas sobre mobbing a través de las nuevas tecnologías.
El acoso laboral es como el mismísimo diablo: puede presentarse en el lugar y en la forma menos pensada.
“Es muy común que las situaciones o conductas que configuran acoso se den fuera del lugar y horario de trabajo”. Lo que caracteriza al acoso es el “tipo de comportamiento”. En otras palabras: que se trate de una conducta no deseada por la víctima y que actúe como condicionante hostil para su trabajo.
“Es frecuente que las comunicaciones relacionadas con el trabajo sean extendidas por la empresa fuera del horario de trabajo. Esto, en general, trastorna bastante el correcto desarrollo de la relación de trabajo, poniendo a prueba la salud del trabajador. Las llamadas telefónicas, mensajes de texto, incluso e-mails enviados por el “superior” al trabajador fuera del horario laboral implican, en principio, una violación legal”. “Desgaste físico, emocional, úlceras, afecciones gástricas, palpitación ocular, estado de alerta e insomnio, son las afecciones más comunes”.
Los empresarios deberían “confeccionar políticas claras que prohíban el uso de herramientas de trabajo para uso personal, incluso entre los propios empleados; elaborar códigos de conducta o manuales de convivencia en los cuales se incluyan los principios básicos que deberán regir las relaciones entre el personal, y nunca desatender una denuncia o advertencia efectuada por un trabajador relativa a conductas impropias entre compañeros de trabajo o superiores”.
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