Mediante un método desarrollado por un grupo de investigadores de la Universidad de Stanford, liderado por Sean Mackey, jefe de la división de Manejo del Dolor de la Facultad de Medicina de dicha universidad, es posible localizar aquellas zonas del cerebro que se estimulan cuando se siente dolor. Esta metodología se basa en la toma de imágenes del cerebro, mediante resonancia magnética funcional y el registro de la actividad cerebral de personas sometidas a estímulos dolorosos y neutros y posterior identificación de cinco áreas de la corteza cerebral que incrementaron su actividad frente al estímulo doloroso.
Todos estos datos se procesaron, con un software especial y elaborado para estas pruebas, que estableció un modelo capaz de identificar, con un 81% de aciertos, a aquellos sujetos que experimentaron dolor.
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