Orientaciones Prácticas para la Integración de la Prevención
– La necesidad de integrar la prevención en una actividad, función o unidad organizativa sólo puede valorarse atendiendo a las circunstancias concretas de cada caso. En general, sin embargo, es muy necesario integrar la prevención en la Dirección de la empresa, en la consulta a los trabajadores, en las actividades potencialmente peligrosas, en el mantenimiento de instalaciones o equipos peligrosos y, en general, en la actuación frente a los cambios (como, por ejemplo, en la compra de equipos o productos).
– La consulta a los trabajadores es inherente a la gestión de la prevención ya que debe consultarse “cualquier acción que pueda tener efectos sustanciales sobre la seguridad y salud de los trabajadores”. Cabe distinguir las consultas “generales” (sobre el “Plan”, la planificación anual, etc.) y las “particulares” (como la elección de un EPI). Para las primeras conviene disponer de un procedimiento específico (qué, cómo y cuándo se consulta, qué Unidad gestiona y cuál es el papel del Servicio de prevención). Para las segundas bastaría incorporar la consulta al procedimiento correspondiente (por ejemplo, al de compra de equipos).
– Es necesario que la Dirección asuma su responsabilidad general en materia de prevención y actúe en consecuencia haciendo asumir las suyas al personal del siguiente nivel jerárquico, para que éste haga lo propio y la integración de la prevención en todos los niveles de la empresa se establezca “en cascada”.
– Es necesario integrar la prevención en la gestión y ejecución de cualquier actividad potencialmente peligrosa (por su naturaleza o por “concurrencia de actividades”). En general, la supervisión del cumplimiento de los requisitos productivos y preventivos debería recaer sobre una misma persona (por aplicación del “principio de integración”).
– Es preciso determinar los equipos, instalaciones y lugares de trabajo que –por razones preventivas requieren mantenimiento o revisiones / inspecciones periódicas u ocasionales (en particular, si son obligatorias) y establecer en qué consisten dichas operaciones, cómo realizarlas de forma segura, quién puede hacerlas, con qué periodicidad, qué comprobantes se requieren, etc. Hecho esto, podrá designarse y definirse el papel de las Unidades (incluido el Servicio de prevención) que deben intervenir en la gestión y realización de esas operaciones.
– En toda empresa se producen cambios (adquisición de equipos o productos, contratación de personal o cambios de puesto, contratación de obras o servicios, etc.) que pueden tener repercusiones preventivas por implicar una modificación de las condiciones de trabajo. Debe planificarse la actuación a desarrollar frente a cada tipo de cambio definiéndose los requisitos preventivos a los que debe ajustarse el cambio y el “papel preventivo” que deben jugar tanto la Unidad encargada de la gestión del mismo como el Servicio de prevención.