
El 7 de abril se celebra el Día Mundial de la Salud con el objetivo de conmemorar el aniversario del nacimiento de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 1948. Año tras año, se elige para tal evento una temática concreta; este año, bajo el lema “La buena salud añade vida a los años”, la OMS nos hace algunas recomendaciones para conseguir vivir de manera más saludable.
Es importante que tengamos en cuenta que la salud no es solo la ausencia de enfermedad, sino que nuestros hábitos alimenticios y nuestra actividad diaria tienen mucho que ver. Uno de los emplazamientos más importantes, donde debemos cuidarnos especialmente, es nuestro lugar de trabajo, ya que es aquí donde pasamos la mayor parte del día y donde tendemos a “relajar” nuestros buenos hábitos: adoptamos malas posturas delante del ordenador, comemos cualquier cosa y de manera rápida, bebemos demasiado café…
Y es que la prevención de riesgos laborales no solo nos va a servir para evitar accidentes, sino que también puede ser una buena herramienta a la hora de llevar a cabo hábitos de vida mucho más saludables. Es algo imprescindible, por tanto, en cualquier sector profesional.
Por ejemplo, en un empleo donde prima el uso de maquinaria, es esencial que las manejemos con precaución y sin quitar las protecciones que suelen cubrir los rodillos y engranajes. No debemos olvidar que las máquinas que suelen ser más peligrosas son las que contienen partes móviles.
Con respecto a la alimentación, debemos realizar cinco comidas al día (desayuno, almuerzo, comida, merienda y cena), para así evitar los atracones, que tantos malos ratos nos pueden luego hacer pasar durante la digestión. Además, esta práctica nos va a ayudar mucho en nuestra jornada laboral, ya que mejorará nuestro rendimiento, evitando la fatiga y el sueño. Asimismo, los alimentos serán variados y bajos en grasa, eliminando de nuestra dieta la comida rápida.
Por otro lado, es muy importante la hidratación. Debemos beber entre 1,5 y 2 litros al día de agua o zumos naturales, evitando, en la medida de lo posible, los refrescos industriales, carbonatados y azucarados. En el trabajo, trataremos de beber mucha agua, intentado reducir el número de tazas de café que nos llevamos a nuestra mesa.
Asimismo, el ejercicio y evitar el consumo de alcohol, tabaco y otras drogas o tóxicos son básicos. Unos 45 minutos de ejercicio tres o cuatro días a la semana serán suficientes para mantenernos en forma. Podemos aprovechar el camino al trabajo, bajarnos un par de paradas antes e ir caminando a paso ligero. No debemos desaprovechar ninguna ocasión para mantener nuestro cuerpo y nuestra mente en forma.
Así, por ejemplo, evitaremos los ascensores y utilizaremos siempre las escaleras y, muy importante, trataremos de levantarnos de nuestro puesto de trabajo y dar un pequeño paseo cada dos horas como mínimo. Nuestras articulaciones nos los agradecerán y mantendremos, durante todo el día, un nivel de rendimiento mucho más alto.
En nuestro lugar de trabajo debemos, sin embargo, evitar las prisas y caminar a una velocidad normal por las zonas de paso, que han de estar libres de obstáculos para evitar las caídas. Además, un calzado adecuado nos puede ayudar a evitar accidentes, con lo que hemos de olvidarnos las suelas muy lisas, que pueden llegar a ser resbaladizas, y de los tacones demasiado altos.
No debemos olvidar, además, que mantener una buena higiene personal y de nuestro entorno será básico para evitar enfermedades e infecciones. Nuestro puesto de trabajo estará siempre ventilado, será luminoso y sus dimensiones serán lo suficientemente amplias para que podamos desarrollar nuestra labor sin dificultad.
Tenemos que mantener una postura adecuada mientras trabajamos; si la mayor parte de nuestra jornada laboral la realizamos sentados, hemos de tener una silla y una mesa con las medidas acordes a nuestro peso y estatura.
Por último, leer, estudiar y ejercitar nuestra mente con ejercicios de lógica o crucigramas harán nuestra vida más saludable, así como el hecho de fomentar las relaciones sociales, que evitarán, en gran medida, el estrés, la preocupación y la depresión.
Nuestro lugar de trabajo es un sitio perfecto para ejercitar estas prácticas tan importantes en nuestras vidas, ya que el estrés laboral puede llegar a provocar trastornos psicológicos graves. Para evitar esto, debemos organizar nuestras tareas, valorar los aspectos positivos de nuestro empleo y resolver los conflictos que puedan surgir de forma rápida y eficaz.
