En el tamaño sí que importa -primera parte- nos presentaban algunos datos que ponían de manifiesto que, en España, la siniestralidad laboral, medida a través del índice de incidencia de accidentes de trabajo con baja, era máxima para las empresas de tamaños de plantilla comprendidos entre 10 y 249 trabajadores, siendo menor para las empresas de menos de 10 trabajadores y para las de más de 250.
A raíz de nuestro comentario, un amable lector nos hacía la siguiente e interesante reflexión: ¿por qué tanta atención en las empresas pequeñas, si aún con sus limitaciones y sus incumplimientos normativos son más eficaces en evitar accidentes? Más aún, ¿cómo justificamos los planes públicos de ayudas a pequeñas empresas para mejorar la prevención cuando tampoco ocupan a más trabajadores que las que tienen índices de incidencia superior? ¿Estamos fijando bien la mirada?
Ciertamente, centrar las políticas preventivas públicas en actuaciones dirigidas a las pequeñas empresas por el mero hecho de serlo no es una opción demasiado sensata. Ello se ve fácilmente cuando se analizan simultáneamente el tamaño y el sector de actividad, algo que puede hacerse fácilmente con los datos que proporciona el Observatorio Estatal de Condiciones de Trabajo, a partir de los cuales hemos elaborado el siguiente gráfico en el que se muestra, para el año 2010, el valor del índice de incidencia de accidentes de trabajo con baja (accidentes al año por cada 100.000 trabajadores asegurados) para los tres sectores de actividad (servicios, agricultura y construcción) y para cinco tramos de tamaño de plantilla en cada uno de ellos.
Como se observa fácilmente, el tamaño de plantilla en sí mismo no es el factor determinante de la siniestralidad, que está mucho más asociada al sector de actividad. Lo que ocurre es que, dentro de cada sector, las empresas medianas (plantillas entre 11 y 250 trabajadores) superan en siniestralidad al resto. Los datos anteriores muestran que las empresas medianas sobre las que centrar las políticas preventivas deberían ser, en primer lugar, las de la construcción y, en segundo, las de la industria, siendo mucho menos importantes las del sector servicios.
Si el índice de incidencia fuera el único criterio de priorización está claro que los esfuerzos deberían dirigirse en primer lugar a la construcción y luego a la industria, salvo, en ambos casos, las empresas de más de 500 trabajadores. Pero, al menos en teoría, es posible que actividades con un índice de incidencia muy alto ocupen a muy pocos trabajadores, con lo que el número de accidentes a que dan lugar sería pequeño.
Ello introduce un nuevo elemento de análisis: el número absoluto de accidentes. Cuando se combinan ambos criterios, los datos del año 2010 pueden representarse en el siguiente gráfico:
Las dos líneas rojas (trazadas en posiciones arbitrarias pero “razonables”) dividen el gráfico en cuatro cuadrantes: el superior derecho, donde se concentran las actividades que simultáneamente tienen un índice de incidencia elevado y generan muchos accidentes porque tienen una cantidad de empleo importante; es en ellas en las que debería concentrarse la actuación preventiva pública. El cuadrante inferior izquierdo representa la situación contraria: índice de incidencia bajo y pocos accidentes: son las actividades menos preocupantes. Los otros dos cuadrantes representan situaciones intermedias.
Como es obvio, si se dispone de datos más desagregados el análisis puede refinarse considerablemente. Esto es lo que ha efectuado el Observatorio Estatal de Condiciones de Trabajo en el siguiente documento (9 páginas, 2012): Descarga
Las conclusiones son que las actividades prioritarias, según la siniestralidad 2010, deberían ser: fabricación de productos metálicos, actividades de construcción especializada, construcción de edificios, asistencia en establecimientos residenciales e industria de la alimentación.
Si se atiende sólo a los accidentes graves y mortales, de la lista anterior desaparece la asistencia en establecimientos residenciales y se añade el transporte terrestre y por tubería.
Los datos utilizados para la elaboración de los gráficos presentados están disponibles Aquí
Fuente: Erga OnLine nº 115 (INSHT)