
La innovación cabe considerarla como la aplicación comercial de una idea cuya utilidad permite obtener beneficios empresariales al originar nuevos productos, procesos,ocrear mejores servicios que puedan ponerse a disposición de los clientes en el mercado.
Desde 1989,y durante casi una década,se produjo un importanteproceso de innovacióndirigidoa poner a disposición de las empresas productos y servicios en materia de prevención de riesgos laborales (PRL), que permitieran a los profesionales desarrollar las actividades técnicas y sanitarias que iban a ser requeridas por la adopción de la Directiva marco sobre salud y seguridad en el trabajoy posterior transposición de ésta y sus directivas de desarrollo a la legislación española.
Un intenso proceso de innovación fundamentalmente tecnológica y comercialque,dirigida internamente, pudo ser desarrollada a partir de la experiencia, conocimientos y desarrollos tecnológicos adquiridos a lo largo de añosen el desempeño de las actividades llevadas a caboen las empresas por los Servicios de Prevención mutuales (las Sociedades de Prevención),para la reducción de la siniestralidad.
Productos y servicios de calidad que en poco tiempo pudieron ser aprovechados, asimilados e integrados por empresas del sector creadaspara el nuevo mercado en un proceso claro de innovación externa más que interna.
La necesidad de respuesta a una fuerte demanda de servicios, de competir en precio y calidad, más en lo primero que en lo segundo, no ha deparado en los últimos años una continuidad en los ritmos iniciales de innovación y, en general, se ha limitado a irse adecuando a los cambios en la normativa o directrices de organismos oficiales, hacer frente al tratamiento de algunos riesgos emergentes o aprovechar las posibilidades de interacción entre empresas y usuarios mediante las capacidades dinámicas que ofrece la web 2.0, aprovechando la innovación tecnológica para aproximar los servicios que prestan los servicios de prevención ajenos (SPA) a los clientes y sus trabajadores.Interacción que, por otra parte,no ha producido aún esa necesaria y profunda innovación que aporte un valor añadido que el cliente esté dispuesto a valorar por encima de la amplia oferta de servicios de seguridad y salud que actualmente está disponible en el mercado,pero de forma cada vez más devaluada.
Ritmo de innovación que tampoco se alteró de forma sensible con el nuevo Marco normativo (Ley 54/2003), promulgado con los objetivos de combatir de manera activa la siniestralidad laboral que no disminuía tras años de vigencia de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, el de fomentar una auténtica cultura de la prevención, asegurar el cumplimiento efectivo y real de las obligaciones en PRL y proscribir el cumplimiento meramente formal o documental de tales obligaciones, tal y como ya propugnaba en su momento la Ley de PRL en el punto 5 de la exposición de motivos.
Quizás porque en época de crecimiento económico los cambios no se plantean, o se hacen más difíciles que en tiempos donde es necesario “reinventarse” debido a la crisis. El análisis del margen de competitividad, del valor generado y su coste, del tipo de producto y su ciclo de vida, ha de permitir identificar oportunidades de mejora para diseñar una estrategia acertada de futuro.
Innovar en modelos de negocio es hoy por hoy vital para la supervivencia de las empresas por el hecho de que no basta con hacer las cosas muy bien, sino porque hay que hacerlas necesariamente de otra forma debido a la cada vez mayor competencia existente en los mercados.De hecho, las soluciones para mejorar la competitividad en esta actividad de servicios no pasanpor favorecer sólo la innovación interna con el objeto de reducir costes, sino en la necesidad de favorecer además una innovación abierta para identificar las nuevas necesidades que demandan los clientes, interactuando de forma eficaz con ellos para desarrollar nuevas soluciones que aporten valor.Evidentemente hablamos de algo más que el mero cumplimiento documental de sus deberes y obligaciones para abrir líneas de negocio que permitan a su vez incrementar la productividad de las Sociedades de Prevención.
Sobre el Autor: Carlos A. Rodríguez, Director I+D+i,Unipresalud

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