Quizá la primera pregunta que nos viene a la mente cuando hablamos del departamento de prevención es ¿qué hace? y después ¿qué esperamos de él? Una sensación bastante generalizada es que los departamentos de prevención y los de sistemas de gestión son lo mismo, es decir que se dedican a implantar normas de gestión en las empresas. Ciertamente, no es del todo descabellado pensar de esta manera puesto que, en muchas ocasiones, son los llamados responsables de prevención quiénes también hacen las funciones de responsables de sistemas. Pero ¿es adecuado hacerlo de esta forma?, ¿no es cierto que puede llevar a una gran confusión?; en pocas palabras, ¿es lo mismo?
Lógicamente la respuesta es NO con mayúsculas. Los prevencionistas o departamentos de prevención NO son simples gestores de prevención o de sistemas y, es más, NO deben serlo.
Primeramente, podríamos empezar por argumentar que la prevención del riesgo laboral vela por la seguridad y salud de las personas trabajadoras en el contexto de sus vidas laborales, en función de cómo son y cómo son sus puestos de trabajo, sus instalaciones, sus herramientas, sus relaciones con los demás, etc. Y, todo ello es identificado, evaluado, valorado y controlado en todas y cada una de las actividades que realiza en la empresa. Y, al ser una necesidad de cuidado de la salud de las personas que opta por el bien común antes que por el individual pero sin olvidarlo, ha sido regulado legalmente.
Para hacer todo lo que se necesita hacer en la prevención del riesgo, los profesionales deben formarse adecuadamente y específicamente en función de las necesidades o de lo que quieran “cuidar” y han de formarse continuamente adaptándose a la realidad de la empresa y de las personas que la conforman.
Prevencionistas se necesitan tanto en un taller de mecanizado como en uno de fundición de hierro como en una cocina, en el campo, en una cafetería, en un despacho de abogados o en una universidad. Porque la prevención como concepto ha de situarse en todos y cada una de las actividades y estamentos de la organización, sea ésta cuál sea.
Hacemos prevención cuando repercutimos en la seguridad y salud de los trabajadores, lógicamente de manera positiva. Cuando evaluamos los riesgos, planificamos la acción preventiva, organizamos los recursos de la actividad preventiva, formamos en los diferentes ámbitos de prevención, nos auditamos y vigilamos la salud de los trabajadores. Esto es, o debe ser, un departamento de prevención puesto que éstas son las funciones de los técnicos en prevención. Sin embargo, ¿es o debe ser lo mismo que el servicio de prevención?
La respuesta es variable en función de la modalidad organizativa que hayamos elegido como empresa. Es decir, si hemos elegido un servicio de prevención propio, o nosotros empresarios hemos decidido abordar la prevención internamente, por supuesto que es lo mismo o, por lo menos, debería serlo. En caso de que tengamos un servicio de prevención ajeno y un departamento de prevención, debe existir una colaboración y coordinación si la integración como tal no es posible, ni siquiera la mínima.
Dejándolo así se podría pensar que con tener un departamento de prevención o servicio de prevención, el tema de la seguridad y salud de los trabajadores está resuelto pero no es así. Como mencionábamos anteriormente, necesitamos integrar la prevención en toda la organización, en todo proceso, en todo procedimiento, en toda actividad y estamento, en definitiva, de acuerdo a lo que dice la Ley de Prevención de Riesgos Laborales en su artículo 16, en toda la estructura organizativa.
Hemos respondido a qué es o debe ser un departamento de prevención, pero ¿qué no es o no debe ser? Un departamento de prevención no es un simple implantador de normas de gestión ni de sistemas de gestión según o no determinadas especificaciones técnicas. La prevención, como se ha demostrado, va mucho más allá de la simple implementación de normas. El departamento de prevención no busca exclusivamente registros de que algo se hace o no, no puede ser algo burocrático de búsqueda de evidencias. La burocracia, el papel, el registro pueden ser medios, herramientas, formas de conseguir, pero nunca el fin en sí mismo porque la prevención tiene como base la mejora continua, por una parte, y porque tampoco podemos evitar hacer algo, tomar una acción porque no existe papel o registro que la avale.
Por tanto, si estamos hablando de un sistema de gestión de prevención, todos los actores intervinientes harán prevención, lo que significa que integraremos la prevención en la organización. Sin embargo, ¿por qué históricamente no es esa la percepción de los trabajadores? ¿Por qué se considera que es únicamente el departamento de prevención quién ha de desarrollar, implantar y controlar el sistema de gestión? Porque históricamente se ha tratado a los sistemas de gestión como meros elementos burocráticos que no sirven más que parar dar trabajo o, en Calidad, para conseguir un título externo por el cual el cliente te reconoce y “te compra más”. En el caso de la Prevención ni siquiera pasa eso, es decir, es un sistema de gestión de la seguridad y salud interna y es muy difícil (por no decir imposible dada la concienciación de la ciudadanía) que los clientes compren más porque los trabajadores de la empresa que fabrica o vende estén más seguros, y exista cultura de prevención. Sólo si el cliente interno lo reclama y, por qué no decirlo, gracias a la existencia de una legislación, se implantan sistemas de gestión de prevención de riesgos laborales en las empresas.
Teniendo en cuenta toda esta argumentación, no tiene sentido pensar que un departamento de prevención solo ha de encargarse de la implantación de un sistema de gestión. El sistema de gestión de prevención es la herramienta que utiliza para hacer prevención, para identificar las necesidades, evaluar acciones, controlar situaciones y tener indicadores que le digan si todo va bien o no conforme a los requisitos legales de aplicación, la normativa específica y los requisitos de la propia organización. Todo ello con el objetivo principal de mejorar la competitividad de la organización y satisfacer las necesidades de sus stakeholders o grupos de interés.
Por todo ello, podemos concluir que es absolutamente necesario integrar la prevención, partiendo del concepto de una buena formación, en toda la organización y en todos los estamentos de la estructura organizativa. La sociedad en general y la empresa en particular tienen que dar mucha más importancia a las labores de los prevencionistas pues de ellos, entre otros, depende que los riesgos existentes no se materialicen en daños laborales con todo lo que esto supone a nivel de empresa, familia, sociedad y país.
Fuente: Proyecto Unifikas para el Congreso ORP2014 – “El departamento de prevención, ese gran olvidado”