Ya no es la proximidad de un aeropuerto, a nuestro organismo le perjudica vivir bajo una “autopista” aérea. Un estudio de la Universidad Johannes Gutenberg de Mainz (Alemania) muestra que el riesgo de hipertensión, infarto e ictus aumenta cuando se vive bajo una ruta aérea. Más de 9 millones de españoles soportan ruido por encima de los límites que permite la OMSPara llevar a cabo el estudio, que publica el European Heart Journal, los expertos realizaron un estudio de campo ciego sobre una muestra de 75 voluntarios sanos, con una edad media de 26 años, los cuales fueron expuestos de forma aleatoria a diferentes secuencias de patrones de ruido: uno sin ruido y dos con reproducciones del sonido de diferentes números de vuelos (una reproducción de 30 vuelos y otra de 60 vuelos), con un nivel medio de presión sonora máximo (SPL) de 60 decibelios (dB).
De esta forma, se comprobó que los adultos sanos que se habían expuesto tan solo una noche al ruido de 60 vuelos veían alterada su función endotelial –mantenimiento de un tono vascular dilatado para conservar la presión arterial en valores normales y la acción antitrombótica y fibrinolítica–, con una significativa contribución del estrés oxidativo en este fenómeno. Estos efectos fueron notablemente mejorados mediante el suministro de vitamina C. Además, la disfunción endotelial iba paralelamente acompañada de un aumento significativo de los niveles de adrenalina y de una disminución de la calidad del sueño, con un aumento de la presión arterial sistólica.
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