Si la iluminación en casa es importante, tanto o más lo es en la oficina. Pasamos muchas horas al día trabajando y la mayoría de las veces en ausencia de luz natural. Necesitamos sistemas de iluminación que nos hagan el día a día más fácil de forma optimizada, que se adapten a nosotros y a nuestras actividades y que al mismo tiempo permitan un consumo energético moderado.
Antes lo típico en oficina era el uso de tubos fluorescentes combinados con alguna que otra lámpara de mesa. Hoy en día, esa sigue siendo una posibilidad, pero tenemos otras muchas opciones como las de los halógenos y en particular los LEDs. La iluminación LED es probablemente la más adecuada para espacios de trabajo, por su versatilidad y porque su nivel de sostenibilidad es el más alto de las fuentes lumínicas de hoy en día. Y la investigación y el desarrollo siguen evolucionando en cuestiones de iluminación para proporcionarnos en la oficina una luz más saludable, más controlable y que suponga un menor gasto de energía.
En el trabajo buscamos iluminación más saludable
Cuando hablamos de una luz más saludable, principalmente nos referimos a que se parezca lo más posible a la luz natural. La idea está en elegir un tipo de bombilla que imite en la medida de lo posible la luz solar y en eso los LEDs suelen ser los mejores. La versatilidad del LED le permite variaciones entre una amplia gama de colores, pudiendo imitar la luz del Sol en cualquier momento del día. Las tonalidades están ya muy conseguidas y los efectos como el del amanecer o el atardecer, constantemente se siguen mejorando.
De hecho lo ideal sería que la luz en la oficina cambie a medida que avanza el día y también en función de las actividades que vayamos a realizar en cada momento. Si contamos con entradas de luz natural, la artificial solo deberá complementarla cuando se necesite y en ausencia de ventanas, el flujo y el color de la luz deberá cambiar de más intenso y blanco, en momentos de máxima concentración, a más cálido y de color en situaciones como reuniones o reflexiones en la búsqueda de la inspiración. Esta versatilidad en la iluminación, orientada a mejorar nuestro confort e incluso nuestra salud, es algo que poco a poco se va consiguiendo.
Nos orientamos hacia el ahorro energético
El ahorro energético es fundamental, tanto por razones económicas, como por aspectos medioambientales. No queremos gastar mucho nosotros, en lo que a dinero se refiere, pero también queremos ser responsables con el consumo de recursos del planeta. Una vez más aquí los LEDs son los que mejor se adaptan a estas premisas de consumo sostenible, por su vida media y porque gastan menos energía.
La tendencia hacia el ahorro energético es clara y está en constante evolución. El uso de LEDs se puede combinar con otras estrategias. Las lámparas que se encienden de noche, después de haber cargado sus baterías aprovechando la luz solar del día funcionan cada vez mejor y son ya una realidad aprovechable en algunos espacios con ventanas, pero interiores. También están los detectores de movimiento que funcionan cada vez mejor proporcionando luz artificial solo cuando es realmente necesaria.
Queremos sistemas de iluminación conectados y versátiles
Como antes comentábamos la luz será más saludable si cambia y de adapta a nuestras necesidades. Para conseguirlo lo mejor es contar con sistemas de iluminación conectada que podamos controlar de forma sencilla desde nuestro PC, nuestra tablet o nuestro móvil e incluso, que sean capaces de detectar en algunos casos, de forma autónoma, esos cambios necesarios. Por ejemplo, un sistema que aumente por si mismo el flujo de luz artificial, a medida que el día va oscureciendo.
Los interruptores tal y como los conocíamos hasta hace años, poco a poco van desapareciendo y convirtiéndose en sistemas más modernos. Ahora el control sobre la luz tiende a ser muy superior, no se trata solo de apagar y encender, también de controlar la intensidad y el tono en todo momento. Es en esto en lo que queda más camino por recorrer, la iluminación conectada es relativamente reciente y se mejora cada vez más con aplicaciones que incrementan y al mismo tiempo simplifican su control.
Tal vez podamos empezar a hablar incluso de sistemas de iluminación inteligente, más allá de los de iluminación conectada… Sistemas en los que nosotros no tengamos que pulsar tantos botones o hacer tantos clicks, que por si mismos, a través de parámetros como: número de personas en el despacho o sala, posiciones de las mismas, tonos de voz, nivel de actividad… Sean capaces de proporcionarnos la luz que más nos convenga en cada momento. Un sueño de futuro que empieza a convertirse en presente.
Fuente: Philips