Los objetivos y estrategias empresariales pueden llegar a ser tan dispares como CIFs dados de alta. Incluso aun tratándose de la misma actividad de negocio, los momentos productivos y las metas de cada empresa oscilan enormemente hasta conseguir que no haya un centro productivo parecido a otro.
Pese a las evidentes diferencias entre los modelos productivos, lo cierto es que la competencia y concurrencia de las empresas en un mercado concreto, las obliga y unifica en cuanto a las obligaciones y cumplimientos legales que la regulación marca. La Ley 31/1995 de Prevención de Riesgos Laborales es una de estas regulaciones que, especialmente desde la aprobación de Real Decreto 171/2004 en materia de coordinación de actividades empresariales, introdujo una serie de procesos de bastante complejidad encaminados a reforzar la seguridad laboral de los trabajadores, especialmente a través de la prevención.
Pese al espíritu bien intencionado de la Ley, lo cierto es que su cumplimiento ha introducido una complejidad notable en cuanto a la gestión documental, previo a la subcontratación entre empresas. Bien por lo que se refiere a la evaluación de riesgos y planificación de la actividad preventiva, como por las obligaciones de formación e información derivadas de la contratación de personal específico para la realización de trabajos concretos en centros de actividad diferentes de los de su empresa. La carga documental y la gestión de ésta puede representar en no pocos casos un prejuicio para la productividad empresarial e incluso, desviar de los objetivos primeros de la empresa numerosos recursos de personal y tiempo dedicándolos a la gestión de estas actividades documentales.
Afortunadamente, el mercado ya dispone de avanzados sistemas tecnológicos que no sólo facilitan la gestión de toda la documentación derivada del cumplimiento de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, sino que su utilización repercute positivamente en la productividad general de la empresa. Desde diversos ángulos:
- Ahorro de recursos de personal
- Agilización de la búsqueda y utilización de la información requerida ante una posible inspección de trabajo o delante de un siniestro laboral.
- Clarificación y formulación de la formación y capacitación del personal requerido.
Por otra parte, delegar en la tecnología el mero tratamiento documental favorece que los técnicos puedan destinar su actividad a la que debería ser la principal preocupación de un departamento de Prevención de Riesgos: la formación y control de los espacios productivos y la eliminación de los posibles riesgos para los trabajadores. De hecho, numerosas investigaciones de accidentes laborales demuestran que la deficiente gestión documental de la prevención de riesgos laborales repercute directamente como causa de una elevada siniestralidad. Por el contrario, dos claves evidentes del éxito empresarial radican en la innovación tecnológica en el seno de las empresas y una elevada capacidad de delegar responsabilidades.
En CTAIMA disponemos de un equipo de profesionales especializados en la prevención de riesgos laborales y en la gestión documental de la Coordinación de Actividades Empresariales que trabajan dando apoyo en los propios centros de trabajo de nuestros clientes. El conocimiento específico en CAE aporta un valor añadido a la empresa contratante ya que el trabajador en campo podrá conseguir una coordinación eficaz y eficiente:
- Identificando posibles medidas preventivas adicionales.
- Proporcionando formación a los contratistas
- Supervisando el control de acceso a la planta
- Siguiendo in situ los posibles incidentes
- Analizando indicadores
- Liderando las reuniones de coordinación
- Preparando informes
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