El sector sanitario genera millones de datos relacionados con nuestra salud pero, ¿cómo se gestionan estos datos? ¿dónde se almacenan? ¿hay alguna manera de rentabilizar esta información en pro de los profesionales de la salud, las entidades sanitarias y los propios pacientes? La respuesta parece estar en el llamado Big Data.
Un informe llevado a cabo por el McKinsey Global Institute sugiere que si Big Data se utilizara de una forma creativa y efectiva, podría suponer un beneficio de 250.000 millones de euros al sector público europeo y más de 300.000 millones de dólares al sector sanitario de los EEUU. Dos tercios de este valor corresponderían a la reducción de los gastos en cuidados de salud. Otros estudios posteriores, también relativos al impacto de Big Data en el sector de la salud confirman los mismos datos de presupuestos y otras consideraciones.
Esto supone una oportunidad real para que el denominado Big Data Anaylitics, sistemas o programas de análisis diseñados para estos menesteres, jueguen un papel significativo en el diseño y puesta en marcha de procesos que nos ayuden a construir políticas de cuidados de salud basadas no sólo en la evaluación de los datos disponibles sino en su interpretación y comprensión.
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