[perfectpullquote align=”full” cite=”” link=”” color=”” class=”” size=””]Investigadores del proyecto financiado con fondos europeos EVOMECH advierten que embarcarse en una dieta tras otra podría dar lugar, en realidad, a un aumento del peso debido a que el encéfalo interpreta estas dietas como hambrunas cortas y envía señales para que se almacenen grasas con las que afrontar nuevas escaseces.[/perfectpullquote]
Con toda seguridad habrá quien se plantee comenzar en estas fechas las dietas correspondientes a modo de resolución para el año nuevo. De hecho, perder peso y mantenerse en forma son, año tras año, los dos propósitos más comunes según la empresa de encuestas estadounidense Nielson.
No obstante, investigadores de las universidades de Exeter y Bristol, participantes en el proyecto financiado con fondos europeos EVOMECH (The evolution of mechanisms that control behaviour), desaconsejan recurrir a un tipo concreto de dieta intensa pues podría producir un efecto opuesto al deseado. Mediante un estudio publicado recientemente en la revista «Evolution, Medicine and Public Health», han descubierto que quienes se embarcan en dietas yo-yo —un círculo vicioso de ganancia de peso seguido de dietas cada vez más estrictas para perder el peso ganado— activan un mecanismo evolutivo de supervivencia que provoca que el encéfalo interprete estos periodos de dieta como de escasez de alimentos. Así, cuando no se encuentra inmerso en una dieta, el encéfalo ordena al organismo aumentar la ingesta de comida y el almacenaje de grasas.
Estos investigadores explican que los animales responden al riesgo de escasez de alimentos ganando peso, razón por la que los pájaros comunes, incluso el muy estacional petirrojo, son más rechonchos en invierno (cuando resulta más complicado encontrar semillas e insectos).
El equipo científico generó un modelo matemático con el que investigar este fenómeno en un animal simulado que no sabe cuándo obtendrá su siguiente comida. En él se apreció que, en épocas de escasez, un animal que aprovecha la oportunidad de ganar peso tiene más probabilidades de transmitir sus genes a su descendencia.
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