Los dos estudios publicados mostraron que el consumo asiduo de café, al menos tres tazas, genera un riesgo menor de ictus, cardiopatías y enfermedades hepáticas y además puede mejorar la inmunidad y ampliar la esperanza de vida. Sin embargo, aún es necesario demostrar que es el café en sí el que protege frente a estas enfermedades o si el estilo de vida de los consumidores asiduos de café es más sano que el de aquellos que no lo consumen.
Cada día se consumen cerca de 2 500 millones de cafés. De hecho, la cafeína, que reduce el cansancio y aumenta el estado de alerta, es el estimulador del sistema nervioso más utilizado en el mundo. El 90 % de la gente toma café a diario y muchos son los que «no son persona» antes de tomarse el primero.
Durante años se ha afirmado que el café, con independencia de su capacidad estimulante, ofrece varios beneficios para la salud y ahora dos estudios completamente independientes, uno británico y otro estadounidense, han ofrecido más información al respecto. Estos investigadores suponen que más que la cafeína, los responsables de ofrecer dichos beneficios son los compuestos vegetales antioxidantes que se encuentran en el café. De hecho, descubrieron que los efectos protectores abarcaban incluso a aquellos que bebían café descafeinado.
El primer trabajo, dirigido por la Universidad del Sur de California, estudió el consumo de café entre 185 000 participantes blancos y de otras etnias desde la década de los años noventa y a los que se realizó un seguimiento durante una media de 16 años. Los resultados revelan que aquellos que bebían una taza de café al día presentaban un riesgo de muerte un 12 % menor en cualquier edad y por cualquier causa, mientras que el riesgo para aquellos que bebían dos o tres tazas al día era un 18 % menor con independencia de los factores étnicos.
«Descubrimos que los bebedores de café mostraban un riesgo menor de muerte por causas cardiacas, cáncer, ictus, enfermedad respiratoria, diabetes e insuficiencia renal», comentó Veronica Setiawan, profesora asociada de medicina preventiva y coautora del estudio estadounidense.
El estudio europeo, dirigido por el Imperial College de Londres y la Agencia Internacional de Investigación del Cáncer de las Naciones Unidas, hizo un seguimiento durante dieciséis años a 520 000 personas de más de 35 años de diez países europeos. «Consideramos que este análisis reflejaría parte de la variación en los métodos de preparación del café y los hábitos de consumo», explicó Marc Gunter, coautor de este estudio.
Si se tiene en cuenta una serie de factores como la edad, el consumo de tabaco, la actividad física y la educación, aquellos que tomaban tres tazas o más de café al día mostraban riesgo de morir un 18 % menor en el caso de los hombres y 8 % en el caso de las mujeres de cualquier edad, en comparación con aquellos que no consumían café. Es más, los beneficios se mantenían con independencia del país, si bien el consumo de café no guardó relación alguna con un riesgo menor de muerte por cualquier tipo de cáncer.
Al estudiar un subconjunto de 14 800 participantes, el equipo de investigación descubrió que los consumidores de café mostraban resultados más positivos en muchos marcadores biológicos como las enzimas hepáticas o el control de la glucosa. «Sabemos que muchos de estos factores biológicos están relacionados con distintos efectos en la salud, así que se puede considerar otra pieza más del rompecabezas», indicó Gunter.
No obstante, los dos equipos de investigación advirtieron que sus resultados no muestran que el consumo de café, por sí mismo, sea el responsable de este riesgo menor. Los estudios no contemplaron factores socioeconómicos como los ingresos de los consumidores de café con respecto a aquellos que no lo consumían. Cabe la posibilidad de que aquellos que beben tres tazas o más al día tengan más dinero y lo puedan emplear para mantenerse sanos. También que aquellos que beben tres tazas al día se socialicen más, lo cual redunda en su bienestar.
