Según este estudio de la Academia Americana de Neurología sobre la tensión laboral y el riesgo de accidente cerebrovascular, que incluyó a 138.782 participantes que fueron seguidos durante 3 y 17 años, se han encontrado evidencias acerca de la relación entre un trabajo estresante y los accidentes cerebro vasculares. Tal y como aparece en el informe, la probabilidad de sufrir ictus tiene que ver tanto con la exigencia del trabajo como con la capacidad de control que se tenga sobre él.
Trabajar en el sector servicios puede incrementar hasta un 58% la posibilidad de sufrir una isquemia cerebral. Empleos como el de camarero, auxiliar de enfermería o bombero están considerados como trabajos con un nivel de estrés tan alto que están relacionados con un riesgo mayor de accidente cerebrovascular.