Antes que la prEvención está la prOvención
Me encuentro con la Paloma Fuentes González, la Gerente de Felicidad de Mahou-San Miguel, en las instalaciones que tiene esta empresa tiene en su sede central en Madrid. La entrevisto unos días después de la Jornada de Felicidad que ha organizado con el Grupo Funcional Felicidad en el trabajode la Asociación Española de Especialistas en Medicina del Trabajo(AEEMT), grupo que coordina. La entrevista se realiza en una sala con mesas y taburetes altos, césped artificial y un montón de pufs. Es la sala que Mahou-San Miguel tiene para que sus trabajadores se relajen, como los que se pueden encontrar en las grandes empresas tecnológicas como Google, Microsoft, Facebooko Apple.
Antonio Hernández (AH) –¿Por qué hizo el trayecto de médico a Gerente de Felicidad?
Paloma Fuentes González (PFG)– Por una inquietud personal. La de intentar encontrar caminos nuevos para ayudar a las personas. Ofrecer un poco más.
Me di cuenta que cuando vienen a contarte sus dolencias no tienen solamente un componente físico.Esa parte que no era física siempre me ha llamado mucho la atención. Lo que estudiábamos en la carrera como Medicina Psicosomática, que se nos escapa y no se cura con fármacos. Por eso, empecé a indagar en Psicología Positivay en otras disciplinas relacionadas con la mente. Sobre todo en aquello relaciona las emociones con la medicina.
Además, sucedió algo excepcional en Mahou-San Miguel. Cuando se promulgó laLey de Prevención de Riesgos Laborales, en vez de hacer un servicio de prevención con cuatro especialidades hicimos uno con cinco especialidades. Desdoblamos la Ergonomíay la Psicosociologíay se creó un coordinador para cada especialidad. Yo fui la Coordinadora de Psicosociología.
En ese rol constataba que las evaluaciones de riesgo psicosocial que hacíamos salían sin riesgo psicosocial o con algún riesgo de estrés ligero o moderado en dos o tres puestos de trabajo muy concretos.
Sin embargo, en la consulta veía temas de ansiedad, malestar psicológico a pesar de que no se identificaban factores estresores profesionales. Además, hacíamos unas campañas intensas de formación frente al estrés , algunas muy novedosas, porque queríamos ir un poco más allá haciendo cosas originales y diferentes. Invertíamos mucho esfuerzo, pero en la realidad veíamos pocos efectos positivos sobre la salud de las personas.
Entonces cambié de visión. Seguramente era un estrés de la vida, entendida como un todo, incluido el trabajo. Del día a día, en el que vivimos inmersos y del que uno no puede escapar. Por tanto, no se trataba de no tener estrés, el estrés es parte de la vida, sino de vivirlo de otra manera. Y una mañana me dije “¡Eureka! Ya lo encontré”. Pensé que a partir de entonces trabajaría para tener gente estresada pero feliz..
AH – ¿Cómo llegó a esa conclusión?
PFG– Trasladé mi objetivo, desde estrés a su contrario. Lo contrario de estar estresado es estar bien y el superlativo de estar bien es estar y ser feliz.
AH – ¿Fue un proceso personal?
PFG – De alguna manera, si. Después de estudiar medicina psicosomática y de cómo el estrés afecta a la salud he llegado a la conclusión de que la salud no es la ausencia de enfermedad sino la capacidad de desarrollar conductas saludables. De cómo somos capaces de responder a los retos diarios surge nuestro estado de salud. Salud es capacidad de adaptación.
Salud no es solo hacer ejercicio físico o tener una alimentación adecuada. La salud es un proceso activo de adaptación a la vida. Y una conducta saludable es la capacidad de reconocer en uno mismo las necesidades que tiene, identificar las herramientas personales o externas necesarias , y ponerse “manos a la obra” para tener salud. Si soy capaz de reconocer en mí que algo no funciona bien, antes de que tenga una enfermedad, tener la capacidad de pedir ayuda. Mi objetivo de felicidad es un objetivo de salud.
Cuando conté esto de estar felizmente estresado a mi directora de Prevención me preguntó: “¿Serías capaz de contárselo al director de Personas?”. A lo que respondí: “Ahora mismo.” Y fuimos a contárselo y también le sorprendió mucho. A partir de ahí empezamos un largo camino que nos ha hecho llegar hasta aquí.
Esto sucedió hace 10 años. Para ese momento yo ya había leído mucho de Psicología Positiva, de la Gestalt, de mindfulnessaunque no había tanta bibliografía como ahora, de Daniel J. Siegel, de Jon Kabat-Zinn. No hablaban de felicidad propiamente, sino de cómo hacer del cerebro una herramienta. Lo que me llevó a la neurociencia.
Tres meses después de mi primera conversación sobre la Felicidad en el Trabajo, el propio director de Personas me mandó un correo electrónico con la información del primer Congreso de Felicidad en el Trabajo que celebraban en La Coruña.
Fue un acercamiento profesional por la necesidad de generar nuevos caminos hacia la salud. Yo estoy cada vez más convencida de que necesitamos esos caminos porque la salud es mucho más que un estado de bienestar. La salud empieza antes.
AH- ¿Qué significa que empieza antes?
PFG– Empieza teniendo conciencia de que la salud no es algo ajeno que nos sucede por azar. Nuestra salud o nuestra enfermedad están en función la mayor parte de las veces de decisiones que nosotros tomamos constantemente. La mayoría, inconscientes.
AH – ¿Quiere decir de conciencia de que estamos sanos?
PFG – No. De que cada uno somos responsables de nuestra salud. La salud y la enfermedad son dos caras de la misma moneda que se van intercambiando instantáneamente dentro de nuestro organismo y lo importante es saber las conductas que yo tengo que adoptar. Tomar decisiones de si quiero estar sano o no pero siempre de forma consciente, desde la consciencia de uno mismo.
AH – ¿Por qué cree que creyeron en usted hasta hacerla Gerente de Felicidad?
PFG – En parte porque soy bastante pesada [dice sonriendo, una sonrisa que perderá pocas veces durante la entrevista]. Pero también creo que de alguna manera he conseguido transmitir que esto es un proyecto de salud y lo hice en el momento adecuado. Evidentemente hay todo un movimiento en este sentido, que tiene el objetivo de que la gente alcance el mayor nivel de bienestar.
Tienes que tener en cuenta que el concepto de felicidad de Mahou-San Miguel es diferente a lo que se está desarrollando en otras Compañías. Nuestro modelo parte de que la felicidad es aquel estado mental que yo puedo entrenar y que me permite tener el máximo rendimiento desde varios puntos de vista como son salud, rendimiento, motivación y toma de decisiones. Es el que me da más energía para hacer cosas estupendas en mi vida y disfrutarlas. Hacerlas de la mejor manera posible complaciendo a mi entorno. Un entorno que incluye el trabajo, la familia, la sociedad. Todo.
AH –¿Qué pasos identificaría en su desarrollo profesional de licenciado en medicina a Gerente de Felicidad?
PFG –Estudié medicina. Creo que ser médico es sentir pasión por las personas, por esa cercanía que te da con las personas. No tiene parangón con nada. No hablo de tratar ni de curar. Hablo de que cuando alguien deposita su confianza en ti es el mayor premio que se puede tener en la vida.
Además, soy una Especialista en Medicina del Trabajo vocacional. Aprobé el examen para Médico Interno Residente(MIR) con muy buena nota , pero elegí ser médico del trabajo.
Empecé a trabajar haciendo reconocimientos médicos en Renfe en 1982. Ni siquiera había salido la Ley de Prevención de Riesgos Laborales.
Como soy muy inquieta seguí estudiando. Me interesa todo pero lo que me gusta sobre todo son las Humanidades. La filosofía, la psicología, la historia, el arte. Así que fui ampliando estudios y desarrollando la parte humanística. Hice un curso de experto en psicología positiva. Posteriormente otro en neurociencia. Continúe con cursos en liderazgo, comunicación. Siempre enfocándolos a comunicarme mejor con el paciente, a generar un mejor vínculo con él.
Además, tengo la inmensa suerte de que desde hace 30 años trabajo en una empresa que siempre ha querido hacer cosas diferentes y cuidar de las personas. Además, tuve un director que era una persona innovadora y te estimulaba para hacer cosas de otra manera. Él siempre tuvo muy claro que yo iba por la parte humanística y me enfocó por ese lado.
AH – ¿El encontrarse con gente que te entiende es una suerte o de alguna forma se puede generar este tipo de encuentro?
PFG – Una suerte pero también es bidireccional. De alguna manera en la vida uno genera y atrae lo que está pidiendo a través de la comunicación no verbal. Se engancha con las personas que se sienten más cercana.
En nuestro caso, tuvimos la fortuna de contar con un Director de Prevención que tenía una visión cercana y absolutamente innovadora de la Prevención. Fue la persona que estimuló los proyectos de empresa saludable y de bienestar. Siempre íbamos un poco más allá de forma natural favorecido por la empresa y su filosofía constante de dar servicio de calidad a la gente.
Piensa que yo venía de trabajar Renfe una empresa que había hecho cosas muy importantes en prevención. Había sido la primera en España en determinar las características de aptitud psicofísicas para cada puesto de trabajo, una herramienta para el Servicio Médico. De tal manera que se generaba una fórmula pues estaba perfectamente analizado. Esto permitía homogeneizar los criterios de aptitud de los 50 médicos que tenía la compañía. O sea que ya estaba trabajando en una empresa innovadora en algunos aspectos.
Cuando llego a Mahou-San Miguel me encuentro con una empresa familiar. Una empresa totalmente diferente en la que los trabajadores te transmitían su entusiasmo por trabajar en ella. Me encontré con el acogimiento y el afecto que se da en las empresas familiares. Aspectos que generan una determinada visión de las cosas, que en nuestro caso es el espíritu permanente de servicios de calidad para las personas.
AH – ¿Por qué se produce el cambio de Renfe a Mahou-San Miguel?
PFG – Se produjo porque yo estaba destinada a Badajoz y mi marido y mi hijo vivían en Madrid. Yo venía los viernes y me iba los domingos. Llegó un momento en que no tenía sentido continuar en esta situación.
AH – ¿Qué características debería tener una persona que quisiera incorporarse a un equipo de gerencia de la felicidad?
PFG – Le debería gustar el trato con las personas, hablar con ellas. Además, debe ser una persona innovadora y creativa. Con buena capacidad de comunicación. Si tuviese conocimientos sanitarios, mejor, aunque una persona con conocimientos de psicología también podría. Sobre todo que fuera curiosa y que supiese ver las cosas de forma diferente, darle la vuelta a las cosas, con pensamiento lateral.
AH – ¿Cómo se desarrolla ese pensamiento lateral?
PFG – De muchas formas. Estudiando, aprendiendo, observando a las personas, y abriendo la mente con libros, artículos, viendo videos de YouTube de las personas que merecen mi confianza en esta materia desde el punto de vista de conocimientos científicos. Es fundamental que los proyectos de felicidad se basen en la evidencia científica.
Hay mucha gente que habla de felicidad y desarrollo personal, pero yo selecciono. Me encantan las ponencias de Mario Alonso Puigy Alejandro Jadad.
Luego están los libros de todo lo que tiene que ver con el funcionamiento del cerebro. Como los autores que cité anteriormente y a los que se pueden añadir Joe Dispenza, Mariano Sigmany Néstor Braidot, que me gustan mucho. Y, por supuesto, António Damásio.
AH – ¿Quién le ha orientado en esta búsqueda de referencias? ¿Quién ha sido su mentor?
PFG – Mi marido. Aunque es economista de formación tiene un master en neurociencia y está al día de todo lo que se publica. El es un impulso real y diario en todo este proyecto. De hecho, colabora en el blogque tengo sobre felicidad.
También mis compañeros de trabajo son referentes para mí. Su ejemplo ha sido muy importante. Su profesionalidad y su capacidad de dar servicio. Porque todo lo que estamos hablando se resume en la palabra servicio. En dar servicio a la gente.
AH – ¿Hay que buscar referentes en la gente que se tiene cerca?
PFG – Sin duda. Seguro que ya los tienes. Los tienes que identificar. Identificar todas las cosas que hacemos todos los días y no las traducimos en felicidad y que son parte de la felicidad. Por ejemplo, ver la parte buena que te están enseñando constantemente la gente con la que trabajas.
AH – Si alguien estuviese pensando que en el futuro le gustaría ser gerente de felicidad ¿por dónde tendría que empezar su desarrollo?
PFG – Los libros. Aunque cuando los leas te parezcan que son un peñazobusca en ellos lo que te pueden aportar. Es verdad que hay libros que te aportan muchísimo como Mindsightde Daniel J. Siegel o todos los de António Damásio. En general, todos los libros te aportan algo novedoso, algo que incorporar a la mochila del conocimiento.
También hay cursos y talleres que son estupendos. Se pueden hacer talleres para acercarse a la psicología positiva y a las emociones vistas de otra manera. También en a la neurociencia. Por ejemplo, uno de los mejores neurocientíficos de Reino Unido, Paul Brown, vino a dar una masterclassy yo asistí, a pesar de mi pésimo inglés.
Para desarrollar un proyecto profesional de felicidad te tienes que enamorar de la idea de felicidad. Tienes que apasionarte con que es bueno para la gente. Yo lo siento así desde el primer dia y creo que soy capaz de transmitirlo.
Una vez que esto lo tienes claro tienes que llenarte de conocimientos. Y debes seleccionar con criterio. Hay que llenarse para poder transmitir conocimientos con la pasión de que realmente lo más útil que se puede hacer por los demás es transmitirles que cada uno es responsable de su salud.
La salud no es que alguien se siente y te cuente que le duele la garganta y le des algo para que se le quite el dolor. La salud es lo que hacían los antiguos griegos, que te acompañaban a reflexionar porque tu cuerpo había enfermado. Pues la gran mayoría de las enfermedades que tenemos se deben a nuestras conductas. Enseñemos a la gente a ser responsables de su salud, a que no depositen su salud solo en manos de los demás.
Por muy buenos médicos que tengamos y por mucho que haya avanzado la medicina, la salud se construye con todo lo que hacemos día a día. Desde lo que comemos o dormimos, hasta lo que pensamos, decimos o sonreímos.
AH – ¿Cómo se puede hacer esto?
PFG – Por ejemplo, ahora estoy pensando en hacer algo parecido a lo que los endocrinos y nutricionistas hacen en las dietas indicando cuantos miligramos hay que tomar de hidratos de carbono o de proteínas.
Siguiendo ese sistema estoy pensando que en los planes de felicidad que pauto a la gente que acude a mi consulta les voy a incluir la correspondencia entre el número de sonrisas y los miligramos de dopamina que producen. A lo que añado el bienestar que supone y el tanto por ciento menos de cortisol [hormona que participa en el estrés] y de riesgo cardiovascular.
AH – En el sector de la prevención hay mucha resistencia a este tipo de enfoque, de enseñar a las personas a que se responsabilicen de su salud. Lo ven como esotérico o telúrico. ¿Qué les diría a estos profesionales?
PFG – Les diría que la prevención es algo fundamental para todos, pero hay un paso previo que es la provención.
AH – ¿La he entendido bien? ¿Provención con O?
PFG – Sí. Prevenir es prevenir desde el exterior. Provenir es desde el interior. Si coges los manuales de prevención verás que del análisis de los incidentes y accidentes se llega a la conclusión de que el 80% se deben a malas prácticas. Es decir, a conductas inadecuadas.
Prevenir es poner los dispositivos de stop para que una determinada máquina se pare antes de producir un corte, las escaleras con peldaños antideslizantes. Es una actividad clave, fundamental, en la que se ha avanzado mucho. Pero provenir es cambiar la conducta para que el trabajador se pare o actúe antes de permitir que se actualice un riesgo.
AH – Hay muchos profesionales de la prevención que se focalizan en la prevención tal y como la ha definido y piensan que el cambio cultural o de conducta no tiene nada que ver con ellos. Entiendo que para usted es más importante lo segundo.
PFG – Sin duda alguna. El cambio cultural es la consecuencia. Sucede cuando las personas han cambiado desde dentro. Por eso en Mahou-San Miguel el centro del proyecto son las personas.
AH – ¿Cómo se consigue ese cambio desde dentro?
PFG – Hay que convencer a la gente que son los responsables de sus vidas. Para eso tenemos muchas herramientas: información, formación, cursos, talleres, mediante el ejemplo de los líderes de la empresa.
Ya decían los griegos clásicos: “conócete a ti mismo”, como principio fundamental de todo. Y eso no ha cambiado. Pero tenemos tantos estímulos ambientales que no le dedicamos ni un minuto al día a pensar, reflexionar y aprender sobre lo más importante que tenemos en la vida: nosotros mismos.
Es importante es enseñar a las personas cómo funciona nuestro cerebro. Ese es el gran cambio. Aprender por qué nos cuesta tanto cambiar. Porque tenemos tanta inercia a repetir lo que hemos hecho el día anterior. La conducta inadecuada surge de que vamos repitiendo lo mismo que hicimos el día anterior, sin pensar cuáles son las consecuencias, o confiados, sin prestar atención.
Estamos hablando de atención, de hábitos, todo esto es cerebro. Cuando le dices a la gente que tienen que cambiar su conducta, la gran mayoría no lo hará. Sin embargo, si les dices a una persona cómo funciona, cómo toma las decisiones, cómo su cerebro lo hace, le puedes decir que no es ella, que es su cerebro y que tiene la oportunidad de cambiar su vida.
El cerebro es una fascinante herramienta que podemos usar a nuestro favor o en contra nuestra. Nuestro cerebro nos permite llegar a donde queremos, convertirnos en lo que deseemos. Por eso es fundamental que conozcamos como funciona. Conociendo nuestro cerebro somos capaces de dirigir nuestra vida. Solo tienes que quererlo, saberlo y practicarlo. Este conocimiento nos abre un mundo nuevo.
AH – ¿Cuál es el futuro de la prevención?
PFG – Hay una parte técnica fundamental que tiene que seguir desarrollándose. Hoy está la robótica en donde se juntan el enfoque tecnológico con el más humanista. Por ejemplo, en el tema de amputaciones, las gafas de realidad virtual, las ayudas a los lesionados medulares. Creo que estamos a las puertas de un cambio radical de nuestro mundo en el día a día.
Sin embargo, creo que tenemos que volver a la básico. Y lo básico es la persona. Hay que pararse a escuchar a las personas, dedicarles tiempo. El tiempo es el recurso más importante que ahora mismo podemos dar a la gente. La gente necesita tiempo de calidad, necesita que la escuchen. Todos necesitamos hablar y que nos escuchen.
Hay una asignatura pendiente de cómo comunicarnos con el otro por y para la salud. Tenemos que derribar muchas barreras, prejuicios, miedos o cultura de la rapidez.
En la jornada sobre la felicidad que organizamos para la AEEMT se contó el estudio de Harvardsobre la importancia de desarrollar relaciones significativas. Me gustó muchísimo lo que contó una compañera, la Dra. Rosario Gutierrez, sobre qué se entiende por una relación significativa.
Tener 5000 amigos en Facebook es genial. A mi me encanta usar las redes sociales y compartir cosas con todas esas personas. Te puedo contar anécdotas que son impresionantes. De verdad. Las redes sociales son buenas. Pero nada se parece a sentarte delante de una persona escucharla y mirarla a los ojos.
Por eso me gustó lo que la definición de relación significativa que dio esta compañera. Según ella relación significativa es la que tienes con una persona que la llamas a las cinco de la mañana y te responde “¿dónde voy?”, “¿dónde estás?. No te pregunta “¿qué necesitas?”. Sabe que es importante y está dispuesto a ir en tu ayuda sin preguntar. Si nos ponemos a pensar en esto ya no son amigos. Es una cosa diferente. Es una relación basada en una confianza distinta, y la confianza es la base en una relación. Es la prueba del algodón de las relaciones humanas.
AH – Después de todo lo que hemos hablado en esta entrevista ¿podría resumir que es lo que tendría que hacer un profesional de la prevención para desarrollar su actividad?
PFG – Desarrollar curiosidad, pensar de otra manera, aprender a innovar si no sabe, practicar el pensamiento lateral, desarrollar su creatividad y adquirir un acercamiento humanístico a la prevención.
Aprender más sobre cómo comunicarse con la gente, cómo la escuchamos, cómo ayudarles desde el punto de vista emocional. Atender a los pacientes no solo es darles una pastilla o ponerles una vacuna. Si en esos actos dedicas un tiempo a escucharles qué les pasa una medida preventiva como la vacuna es mucho más efectiva.
AH – ¿Son más habilidades personales que conocimientos científico-técnicos?
PFG – Como te decía antes, el conocimiento es fundamental si quieres que cambien los demás. ¿Cómo conseguimos cambiar conductas? Se consigue mediante la actitud. No te quepa ninguna duda, es lo de las neuronas espejo.
Cambias en función de lo que estás viendo que hago, si soy un ejemplo para ti. Yo cambio en función del rol que me has adjudicado. Si al profesional de la prevención los otros le diesen el rol de persona en la que confiar, seguirán nuestras recomendaciones, en el ejemplo a seguir. En esa relación es muy importante lo que yo te cuento, los conocimientos científico-técnicos que transmito.
Por ejemplo, si vienes a la consulta con dolor de cabeza y descartamos un problema físico mediante un TAC, pero tu sigues con dolores frecuentes, tienes que darte cuenta que eres responsable de tu salud. Como médico te preguntaré porque crees que te duele la cabeza. Si me dices que es porque has dormido mal, te preguntaré porque crees que has dormido mal. Te ayudaré a identificar las cosas.
En esta transmisión de conocimientos, yo tengo que tener los conocimientos que me permitan orientarte, guiarte para encontrar la causa. Luego, tú serás el que seguirás tu camino. Que seamos orientación me parece fundamental.
AH – ¿Cómo son de importantes las asociaciones en el desarrollo de la carrera profesional?
PFG – Creo que tal y como están planteadas en la actualidad no son necesarias. Aunque es cierto que hacen actividades que están muy bien. Pero a lo mejor es un problema mío que tengo todas las horas del día ocupadas trabajando y no sigo el día a día de lo que hacen.
En cualquier caso, creo que podrían ser importantes profesionalmente fomentando el encuentro entre sus asociados en su aspecto personal. Porque no creo que haya posibilidad de encuentro profesional si no hay encuentro personal entre las personas que las forman.
AH – ¿Nos quedaría algo por cubrir en esta entrevista?
PFG – A mi me gustaría contar que tenemos una de las profesiones más bonitas del mundo, que somos unos privilegiados porque podemos acercarnos a las personas desde una posición que poca gente tiene.
Me gustaría animar al resto de profesionales a pensar que el tiempo que le dedicamos a la gente, es la mejor inversión que se puede hacer. Tiempo que debemos dedicar a escuchar, a impulsar, a apoyar. Desde la posición que tenemos, todos esos verbos que son tan bonitos tienen un significado real. Yo lo denomino hacer labores de jardinería.
Los médicos del trabajo debemos ser los Jardineros de la Salud de nuestros trabajadores, y, créeme, Antonio, no existe nada mejor en el mundo.