Por “banderas amarillas” designamos los factores del trabajador ajenos a la enfermedad causante o determinante de la incapacidad en ese momento y sus consecuencias limitantes que predicen alargarán la baja. Es decir no aparecen en el diagnóstico del inicio de la baja pero “satelizan” la situación de incapacidad.
Estas “banderas amarillas en la población laboral en situación de baja, traen consigo un alargamiento de los procesos de incapacidad primero por la peor respuesta a los tratamientos, y la posible comorbilidad con otros procesos subyacentes y segundo por la pérdida de capacidades “actitudinales” que propicia una mayor fragilidad de la salud psico-física.
Los siguientes factores tienen asignado una posible prolongación de las situaciones de incapacidad laboral sobrevenida y pueden condicionar una mala evolución, peor respuesta a los tratamientos, mala adherencia a los mismos y una actitud negativa a la esperada curación o mejoría. Cuantos más factores se den mayor posibilidad del mantenimiento incapacitante y reticencia al retorno laboral
“Banderas Amarillas”:
- Cambios de trabajo La temporalidad y la estacionalidad en el empleo.
- Insatisfacción laboral y salarios bajos van ligados a una mayor duración de la incapacidad
- Carencia de “vocación” profesional. La precariedad de los empleos, hace difícil la motivación y actitud hacia el trabajo.
- Bajo nivel educativo, y de nivel socio-económico van de la mano de trabajos poco satisfactorios y mal pagados
- Trabajo a turnos o a horas intempestivas o “insociables”. Conciliación familiar y social complicada son un factor de riesgo de alargamiento de las incapacidades
- Percepción del trabajador de inestabilidad del puesto y de la empresa, van ligadas a incapacidades largas.
- Experiencia de tensión en el trabajo, insatisfacción laboral, relaciones pobres con compañeros o supervisores, y carencia de “implicación” profesional.
- Creencia de que el trabajo es perjudicial o peligroso. “Iatrogenia sanitaria” dando una información inadecuada; cuando así lo es, claro.
- Ambiente y clima de trabajo actual insatisfactorioy carente de apoyos.
- Situación laboral desfavorable. Desempleo. Contrato temporal o a tiempo parcial.
- Cambios de empresa o de la actividaden la misma
- Historia previa de larga discapacidad
- Antecedentes de procesos recurrentes
- Hiperfrecuentador. Quien tiene 4 bajas o más durante 4 meses, independientemente del diagnóstico y de la duración.
- Comportamientos emocionales erróneos. Individuos poco proactivos.
- Falta de ejercicio.
- Vida familiar insatisfactoria o problemática
- Antecedentes de procesos psíquicos
- Tiempos de espera asistencial o recursos públicos asistenciales deficientes.
- Edad superior a 55 años, aumenta la probabilidad de que el proceso se alargue. Tiene una base de sustentación biológica pues a más edad muchos procesos debutan con mayor incidencia, siendo propios de esa edad. A partir de esa edad los fenómenos degenerativos van apareciendo, máxime en trastornos musculoesqueléticos, donde son habituales y disfuncionales. El envejecimiento propicia una menor plasticidad para adaptarse a los cambios y a las exigencias físicas, lo que incide en menor resistencia a las demandas laborales. A más edad la respuesta a los tratamientos empeora y la evolución de muchos procesos es más lenta y de peor grado. A más edad el pronóstico empeora.
Las banderas amarillas al retorno laboral.
Las “banderas amarillas” (yelow flags) es un término acuñado por Kendall et al en 1997 aplicado en un principio a los factores psicosociales negativos cuya presencia en cuadros de dolor de espalda explican la persistencia de los síntomas, la mala respuesta al tratamiento, su cronificación, su mal pronóstico, la discapacidad y la dificultad de retorno al trabajo.
Pero podemos hacer extensivo tal denominación de banderas amarillas a la incapacidad por cualquier proceso para referirnos a los indicadores psicosociales cuya presencia nos alerta de la posibilidad de que el proceso se vaya alargar, mantenga la sintomatología dolorosa y disfuncional, comporte la aparición de procesos ansiosos, trastornos adaptativos, de lugar a creencias y expectativas negativas respecto a la curación o la mejoría y por tanto retardando cuando no impidiendo el retorno al trabajo.
Las “banderas amarillas” representan la dimensión psicosocial y deben de ser consideradas durante la valoración/evaluación ya que actúan como importantes factores de riesgo para la aparición de problemas crónicos.
Las banderas amarillas son predictores de mal pronóstico tanto en la atención sanitaria, como en la recuperación funcional, como en el retorno al trabajo.
Las banderas amarillas en incapacidad hacen referencia a lo:
— Afectivo:Síntomas de depresión. Síntomas de ansiedad. Irritabilidad.
- Conductual: Afrontamiento inadecuado de la situación (poor coping skills). Alteración del sueño o sueño excesivo. Actitud pasiva o escasa conformidad (compliance) con la rehabilitación y con cualquier tratamiento. Gran disminución en la realización de las actividades cotidianas. Aislamiento social. Aumento del consumo de alcohol u otras sustancias, incluyendo la polimedicación.
- Social:Ausencia de apoyo. Sobreprotección por parte de familia/amigos. Familia/ amigos socialmente punitivos. Nivel educativo bajo. Historia de abusos físicos, sexual o de sustancias.
— Laboral:Expectativa de empeoramiento del dolor y la evolución con la actividad. Historia laboral “pobre”, con bajas frecuentes. Satisfacción laboral baja. Entorno laboral poco acogedor/protector/solidario/cómodo (supportive). Problemas con reivindicaciones y compensaciones. Litigio pendiente.
Las banderas amarillas son indicadores psicosociales que sugieren un mayor riesgo de progresión a largo plazo del proceso de baja, la aparición de ansiedad o angustia (no patológica), la percepción de discapacidad y en cuadros osteomusculares la persistencia del dolor resistente a los tratamientos.
¿Qué hacer ante la detección de “banderas amarillas?
Primero destacar que su trascendencia abarca todo tipo de procesos, pero suele ser muy frecuentemente observada en trastornos musculoesqueléticos y procesos psíquicos o la combinación de ambos.
La correcta anamnesis debe llevarnos a registrar estos signos de alarma ante la sospecha de una mala evolución o manifestaciones de no mejoría o persistencia de las limitaciones funcionales sin explicación orgánica.
- La mejor medida es la intervención temprana desde el médico asistencial y la derivación precoz al especialista cuando la respuesta no es la esperada y no hay razón clínica.
- La psicoterapia conductual es medida eficiente.
- Algunos programas de apoyo asistencial desde la medicina de empresa cuando ello es posible, en empresas grandes, también han demostrado validez.
- En modelos de “análisis predictivo de absentismo” pueden servir para registrar estos factores y su análisis, junto con otros datos clínicos y laborales.
No confundir estas “banderas amarillas” ni victimizar a los pacientes en las que las encontramos con el llamado “riesgo moral” o “alargamiento voluntario” de las situaciones de baja o incapacidad laboral.
Las banderas amarillas son hechos, factores, constataciones que pueden servirnos de ayuda para proceder de forma más adecuada y conocer qué está pasando en ese alargamiento no esperado en la recuperación de un proceso.
*Vicente Pardo, José Manuel, & López-Guillén García, Araceli. (2018). Los factores psicosociales como predictores pronósticos de difícil retorno laboral tras incapacidad. Medicina y Seguridad del Trabajo, pág 66-67
http://scielo.isciii.es/pdf/mesetra/v64n250/0465-546X-mesetra-64-250-00050.pdf
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