En la actualidad, Europa envejece, porque la edad de jubilación está aumentando y la vida laboral tiende a prolongarse en el mundo empresarial.
Según la Real Academia Española (RAE) se define la jubilación como: “1. Disponer que, por razón de vejez, largos servicios o imposibilidad, y generalmente con derecho a pensión, cese un funcionario civil en el ejercicio de su carrera o destino. 2. Dispensar a alguien, por razón de su edad o decrepitud, de ejercicios o cuidados que practicaba o le incumbían. 3. Desechar algo por inútil”.
Y se define el trabajo como: “Acción y efecto de trabajar. Ocupación retribuida. Esfuerzo humano aplicado a la producción de riqueza, en contraposición a capital”. Las condiciones, intensidad y consecuencias de ese “esfuerzo humano” son las que terminan por definir la calidad de vida de la gente trabajadora y, por tanto, de nuestra sociedad.
En ambos casos, se hace necesario conocer esos aspectos fundamentales de cualquier acción a desarrollar respecto a la Salud Laboral y Prevención, porque la salud en el trabajo repercute directamente en nuestra vida privada, condiciona nuestras relaciones familiares, sociales y con nosotros mismos, y termina conformando el sentir general de un país.
Muchas personas están deseando que llegue este gran momento que es la jubilación, sin embargo cuando ocurre, muestran diferentes actitudes de rechazo, aceptación, liberación, oportunidad o ambivalencia. Por ello, es muy importante planificar a largo plazo esta nueva etapa de nuestra vida.
El aumento de la esperanza de vida y la mejora de las condiciones en todos los sentidos han conseguido rejuvenecer a los que hoy alcanzan la edad de jubilación.
Nadie identifica hoy a un jubilado de 65 años con un anciano, le queda mucho por vivir y, habitualmente, su estado de salud físico y mental está intacto.
Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), la esperanza de vida en España aumentó en casi tres años entre 1992 y 2005 hasta superar los 80 años. Las cifras reflejan una disminución de las tasas de mortalidad, sobre todo entre los más mayores. Parece que la tendencia seguirá en el futuro, así que habrá que preguntarse que podrán seguir aportando a la sociedad las personas que después de su jubilación, casi pueden vivir aún más de 20 años, una parte importante de nuestra vida y, que merece ser planificada y atendida.
La jubilación, como nueva etapa de cambios en la vida, para algunas personas es un momento anhelado y para otras está lleno de miedos y cierto desconcierto, porque aunque se desee que llegue, es importante saber cómo enfocarla y planificarla.
Para llegar a una primera toma de conciencia, se puede formular varias preguntas: Qué hacer a partir de ahora para asumir el nuevo estado en la sociedad y vivir con éxito? De qué te jubilas y de qué no te jubilas?.
De las múltiples respuestas posibles y según la predisposición del jubilado, puede derivarse unos riesgos emocionales (estrés emocional importante o una merma de su autoestima) que podrían haber sido identificados y evaluados.
Por ello, la principal medida preventiva y más recomendable a tener en cuenta sería planificar la jubilación mientras aún se está trabajando, uno o dos años antes de jubilarse de la empresa, para que esa preparación a futuro sea transitada con una buena gestión emocional hacia el cambio.
Con ello, cabría la posibilidad que la empresa disponga de un programa de acompañamiento, basado en “Planificar una jubilación positiva y saludable”, que centre su atención en la necesidad de que la persona jubilada siga sintiéndose útil y vivo tanto con su familia como con todas las personas de su entorno más inmediato.
En este sentido, el objetivo de “Reducir los riesgos emocionales de la jubilación”y sus efectos negativos sobre la nueva situación, pretende desarrollar una actitud positiva, proactiva y basada en hábitos saludables y relacionales. La preparación para la nueva etapa ha de contemplar los riesgos en cuatro aspectos básicos: salud, economía, psicología y sociología.
Para ello, una forma de determinar la actitud frente a la jubilación, según Agulló-Tomás, es preguntarse: ¿Cómo percibes tu jubilación? de rechazo, aceptación, liberación, oportunidad o ambivalencia, ¿Cuál es tú actitud?
La segunda derivada para la consecución de este objetivo, se orienta a “Planificar una jubilación positiva y saludable”, para ello se requiere de un proceso de preparación y adaptación a un cambio de rutina y valores, así como de prioridades, horarios, retos a los que dedicarse y cómo relacionarse día a día con uno mismo y con los demás, abriéndose múltiples oportunidades para construir nuevos entornos de actividades y amistades.
En definitiva, ante la jubilación hay que plantear que no es el final de una vida, ni tan siquiera de la vida laboral, sólo es la adaptación a una nueva situación que hay que afrontar y saber gestionar el cambio, para ello se dispone de una serie de herramientas facilitadoras que conllevan a emprender la acción por parte del jubilado.
Así, se acompaña en la gestión del cambio a esta transición (3-5 años), a través de un programa de acompañamiento que permite una capacitación en las diferentes áreas que abarca, desde el desenganche al trabajo, las actitudes hacia la jubilación, cómo afecta esta transición a la relación con la familia y amigos, encontrar un nuevo propósito y estar orgulloso de los retos conseguidos y aumentar la autoestima.
Las personas para las que el trabajo ha sido un pilar fundamental y al que han dedicado la mayor parte de su tiempo, pueden encontrarse más confundidas y con actitudes más de pérdida y de tristeza ante el final de su vida laboral.
Las personas con otras expectativas e inquietudes personales, van a tener más fácil adaptar su tiempo y sus aficiones a esta nueva vida.
Con este sencillo plan, la persona se plantea: Es bueno hacer un plan de retiro a medida que el tiempo se acerca? Cuándo retirarse? Cómo sustituir el trabajo? Hay vida después del trabajo y trabajo después de la jubilación? De qué te jubilas y de qué no te jubilas? Tiene alguna discapacidad / requisitos especiales / problemas a tener en cuenta?
La gran mayoría de los jubilados no planifican emocionalmente su jubilación y por ello, la desvinculación laboral implica un proceso en diversas fases, que afecta a los riesgos emocionales y los niveles de satisfacción vital de las personas, que se ven claramente alterados al restablecer su nuevo rol en la sociedad.
La persona jubilada debe confeccionar su propia “hoja de ruta”, con nuevos itinerarios, incluyendo desde a qué hora debe levantar o comer, hasta estructurar el día y seguir un horario realista en cuanto no perjudicar los descansos para el sueño, la comida, y otras actividades que ayuden a organizar la semana.
Respecto al tipo de actividades, hay que incluir siempre en el día a día actividades de tres tipos, estar tiempo a solas y realizar algún hobby personal, actividades para mantener buena salud física y una nutrición adecuada, como actividades sociales para mantener la salud psicológica, ya que no se puede vivir sin relacionarse con otras personas.
De esta forma, se pretende contar en las organizaciones con personas implicadas, comprometidas y abiertas que faciliten la reducción de la accidentabilidad, enfermedades y demás consecuencias para la salud (violencia psicológica en el trabajo, estrés, depresión, ansiedad, fatiga). Se trata de aportar a las personas inteligencia, autonomía, creatividad y habilidades, como agentes activos y proactivos tanto dentro como fuera del trabajo.
Está demostrado que cuanto más preparado esté el futuro jubilado, mejor se adaptará, así con personal cualificado, se puede acompañar a las personas en el proceso final de su trayectoria profesional para su incorporación desde el inicio a un nuevo ciclo de vida, facilitando el auto-conocimiento y auto-descubrimiento de las ventajas personales que puede suponer la jubilación, para fomentar el crecimiento personal y evitar cualquier cambio psicosocial asociado.
Para ello es necesario eliminar mitos y prejuicios, que permitan el cambio de enfoque y la orientación en la adquisición de hábitos saludables y la planificación de los años de vida posteriores.