Debemos de partir por el principio que toda persona desea realizar su trabajo lo más cómodo posible y que cualquier accesorio o ropa de trabajo que altere su confort va a generar un comportamiento desfavorable, lo que finalmente ocasionará que la persona no use el EPI. Ahora bien, ¿Por qué las personas no van a querer usar el EPP?, si la finalidad de este es protegernos. Quizás porque no hemos realizado una correcta selección del EPI o nos enfocamos en realizar nuestra Gestión Preventiva de Seguridad sobre la persona y no en la fuente, como debería de ser, saturando así al trabajador de EPI para prevenir la ocurrencia del incidente.
Se podría considerar el siguiente ejemplo: En una capacitación me solicitaron que busque un “equipo adecuado” tipo traje térmico, para poder ingresar a una cámara de combustión, cuyas temperaturas llegan a más de 500 °C, y así poder retirar unas piezas llamadas barajas cuando están se rompan, producto de una mala operación. Exponiendo así al trabajador a un inminente golpe de calor. A lo cual le respondí que como técnico estaría haciendo un daño al trabajador, al comprar el traje térmico y aceptar exponerlo a las temperaturas elevadas que se generan en dicha cámara de combustión. Lo correcto sería que se realice un buen mantenimiento preventivo, para qué cuando ya esté operando la caldera, no se presenten roturas de barajas; que los operadores que ingresan la materia prima estén más atentos a objetos extraños que puedan ingresan a la caldera y por último, si llega a presentarse la rotura de la baraja, esperar a que se enfríe la caldera para poder ingresar de manera segura, contradiciendo el paradigma que la continuidad de la operación está sobre todas las cosas.
En el caso del casco de seguridad. ¿Por qué algunos trabajadores no les gusta usarlo?, depende de diversos factores como:
- Presentar cefalea (dolor de cabeza).
- Disconfort, luego de estar usando el casco por varias horas.
- Que el arnés de sujeción esté dañado, ya no ajuste y se le caiga a cada rato.
- Que el arnés presente mal olor por la falta de higiene.
- Deficiente selección de orejeras para montar en el casco, creyendo que entre más grande y pesada sea la orejera, mejor será su atenuación al ruido, generando así el rechazo a su uso, por ocasionar desplazamiento del casco o al estar usándolo por largos periodos, genere dolores en el cuello o pesadez en la cabeza.
Durante la jornada de trabajo se presentan diversos comportamientos referentes al mal uso del casco de seguridad, uno de los más frecuentes es el uso de gorras o la colocación de objetos como waipes, mascarillas o gafas dentro del casco. Lo que estaría minimizando la protección del trabajador en caso de ser impactado por un objeto, ya que estaría obstruyendo el espacio entre el arnés y la superficie del casco, que es la parte que servirá de amortiguación al momento del impacto. O no va a estar correctamente ajustado a la cabeza, en el caso del uso de gorras.
Existen otros comportamientos, las personas que marcan los cascos para identificarlos en caso de ser sustraídos, ya sea aplicando adhesivos, pintándolos o colocándole una marca con sus iniciales, lo que ocasionaría el debilitamiento de la fibra del casco así sea el primer día de uso, disminuyendo su vida útil y terminado por brindarle una falsa sensación de seguridad.
Lo correcto sería que antes de ejecutar la reposición del casco de seguridad, realizar un reforzamiento del correcto uso, restricciones y malos usos que podrían acelerar el deterioro del casco, previniendo así lesiones mayores y optimizando costos por el reemplazo continuo del EPI.
Ahora bien, si realizamos una incorrecta selección de gafas claras de seguridad, que al momento de usarlas se empañen o distorsionen la visibilidad al bajar las escaleras y el técnico los obligue a seguir usando, estaríamos creando un conflicto, generando un comportamiento negativo al uso de cualquier tipo de gafa de seguridad, poniendo en duda nuestra gestión preventiva y ocasionando un perjuicio para el trabajador, que en casos extremos hasta podría ocasionar un incidente, cuando la finalidad del EPI es todo lo contrario. Sin embargo, si en el área se evidencia la presencia de material particulado, producto de una fuga en una tolva con polvo de madera, y nosotros como técnicos optamos solo por dar una gafa de seguridad y una mascarilla para polvo, seguiríamos estando enfocando equivocadamente nuestra gestión sobre la persona y no en la corrección de la fuga, que es el origen del problema. Lastimosamente cuando las empresas se encuentran en austeridad, se ve afectada de gran manera la gestión de seguridad, terminando por emplear la opción “más económica” que, en la mayoría de los casos no está relacionado con el bienestar físico y mental del trabajador.
Prevencionar se reserva el derecho de reproducir o ceder sus contenidos en otros medios, obligándose a citar fuente y autor. Queda expresamente prohibida la reproducción total o parcial de los mismos sin autorización expresa. Prevencionar no se hace responsable de las opiniones expresadas en los artículos y/o entrevistas. Si quieres participar en el apartado artículos y/o entrevistas mandamos un mail a: redaccion@prevencionar.com
El artículo más leído (desde el 1 de enero hasta el 30 de septiembre de 2019) recibirá un Premio en el II Congreso Prevencionar