Érase una vez un hijo que le preguntó a su padre (a la sazón, médico especialista en Medicina del Trabajo).
Papá, ¿qué es un médico del trabajo?
¿Porqué lo preguntas, hijo?
Es que nunca te he visto operando a alguien, ni curando personas, ni con un pijama verde o con la bata toda manchada de sangre… Siempre estás hablando de los “recos”, de que tienes que hacer un informe o presentar una memoria, y cuando estás en casa, te veo frente al ordenador haciendo estadísticas, o preparando una formación sobre el ruido, la manipulación de cargas o los riesgos psico no sé que.
No sé, no entiendo tu trabajo, me parece como “invisible”.
Bueno, hijo, cómo te lo explicaría yo…
Un médico del trabajo, es un médico que está para cuidar la salud de las personas que trabajan, para que no se pongan enfermas debido a su trabajo y para enseñarles a que se cuiden y cada vez estén más sanos, o sea, previenen y promueven la salud en el trabajo.
Te voy a poner un ejemplo para que lo comprendas mejor.
¿Te has fijado que cuando vamos a la playa hay una persona sentada en una silla muy alta para vigilar todo lo que ocurre? De vez en cuando, mira con los prismáticos a los bañistas, pone una bandera de un color distinto según los riesgos que pueda haber (temporal, oleaje, resaca, algas, medusas, etc..). Cuando aprecia un peligro, tiene un silbato, una campaña o un megáfono para avisar del mismo a las personas que están en riesgo, y cuando es necesario, acude a socorrer a alguna persona que está indispuesta o tiene algún daño.
En realidad, parece que no hace nada, solo vigilando, pero gracias a él, se evitan muchísimas situaciones de peligro con los problemas de salud que suponen, que incluso pueden llegar a ser mortales. Por ello, su importancia se valora más cuando no están que cuando están.
Pues un médico del trabajo es parecido, se dedica a prevenir enfermedades o lesiones derivadas de los riesgos que hay, pero en las empresas, a detectar algún daño precozmente, a velar por la salud de las personas que trabajan, y como con los socorristas, su función y su necesidad se valora más cuando no están que cuando están, aunque eso solo pasa en España.
Si viviéramos en Francia, por ejemplo, seguro que no me habrías hecho esa pregunta.
PD: Cualquier parecido con la realizad, es pura coincidencia.
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