Para poder conocer las consecuencias que podemos adquirir en el trabajo con la Enfermedad de Hashimoto debemos aclarar en qué consiste esta enfermedad: Según un estudio de MayoClinic, la Enfermedad de Hashimoto es una afección en la que el sistema inmunitario ataca a la tiroides, una pequeña glándula ubicada en la base del cuello debajo de la nuez de Adán. La glándula tiroides forma parte del sistema endocrino, que produce hormonas que coordinan muchas de las funciones del cuerpo.
Los posibles síntomas que produce esta enfermedad pueden comprender fatiga y pereza, mayor sensibilidad al frío, rostro hinchado, aumento de peso sin causa aparente, depresión o falta de memoria. Y es en estas dos últimas en las que nos vamos a centrar en este artículo.
Normalmente, cuando el diagnóstico y tratamiento son claros y efectivos, la enfermedad está controlada pero cuando no lo son, los síntomas se manifiestan y pueden inhabilitarnos para realizar nuestro trabajo de manera habitual. Y es aquí cuando nos centramos en los riesgos que pueden darse en el trabajo.
En estos casos, cuando la depresión o la falta de memoria nos afectan, podemos reducir nuestro rendimiento laboral, e incluso quedar inhabilitados temporalmente para desarrollar nuestras funciones en la empresa en la que trabajamos.
¿Qué debemos hacer cuando tenemos estos síntomas? Lo primero es acudir a los servicios médicos de salud para comunicar nuestra situación y posteriormente hacerlo con nuestro jefe directo para intentar que la prevención de riesgos laborales entre en el juego.
¿Y cuáles son las medidas a utilizar? Primero es asumir lo que nos está ocurriendo e intentar disminuir los síntomas acudiendo a un profesional cualificado para que pueda ayudarnos.
El papel de la empresa en estos casos debe ser disminuir el estrés en el trabajo y la exigencia al trabajador, además de entender al trabajador y poner a su disposición las medidas oportunas en cada caso.
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