Los primeros higienistas industriales propiamente dichos aparecen simultáneamente en Gran Bretaña y los Estados Uni- dos a finales del siglo XIX y comienzos del XX. En esa época el personaje más carismático fue la doctora Alice Hamilton, quien en 1910 comenzó su andadura en el, hasta entonces poco explo- rado, campo del control de los factores de riesgo que conducían a la aparición de enfermedades profesionales. Los trabajos de la doctora Hamilton tuvieron una gran influencia en la apari- ción, en los Estados Unidos, de reglamentaciones orientadas a controlar los riesgos laborales e hicieron que fuera la primera mujer que formó parte del cuerpo docente de la Universidad de Harvard.
En 1938 un grupo de higienistas industriales que trabajaban en el U.S. Public Health Service fundó la American Conference of Governmental Industrial Hygienists (ACGIH), que algunos años más tarde empezó a publicar los mundialmente conocidos valores TLV (Threshold Limit Values).
Casi simultáneamente, en junio de 1939, otro grupo de pro- fesionales formó la American Industrial Hygiene Association (AIHA), otra gran asociación profesional que ha pervivido hasta nuestros días y que publica la conocida revista que lleva su nom- bre. En estos momentos forman parte de la AIHA más de 10.500 higienistas industriales.
Los esfuerzos de ambas asociaciones hicieron que, en los Estados Unidos, los empresarios empezaran a descubrir que un trabajador sano es un trabajador productivo y los sindicatos empezaran a considerar que la protección de la salud de los tra- bajadores debería ser un objetivo prioritario.
Las técnicas de Higiene Industrial desarrolladas en los Esta- dos Unidos (y en menor medida en Gran Bretaña) fueron im- portadas y difundidas, a principios de los años setenta, por el Plan Nacional de Higiene y Seguridad en el Trabajo, que más tarde se convirtió en el Servicio Social de Higiene y Seguridad en el Trabajo y finalmente fue refundado como Instituto Nacio- nal de Seguridad e Higiene en el Trabajo.
En España, la Higiene Industrial aún está lejos de poderse considerar una profesión, al menos tomando como base el nú- mero de profesionales dedicados a la misma. Los higienistas industriales españoles trabajan mayoritariamente en la administración pública (central o autonómica), en las mutuas de accidentes de trabajo y servicios de prevención ajenos y, en menor número en los servicios de prevención propios. El ejercicio de la Higiene Industrial se ha desarrollado, en general, como una extensión de las funciones de la Seguridad en el trabajo; ello, unido a la inexistencia de formación universitaria al respecto, ha contribuido a crear una visión de la Higiene como una disciplina dedicada más a la toma de muestras de aire, la medición de valores de intensidad de agentes físicos y la acumulación de resultados numéricos, que al estudio en profundidad de todos los factores de riesgo ambientales para identificar y corregir en su origen las causas de las alteraciones de la salud a que pudieran dar lugar.
Fuente: Libro de la Higiene Industrial (INSST)