Los centros sanitarios, cuya función es velar por la salud de las personas y llevar a cabo todas las actuaciones necesarias para su recuperación en el caso de que aquella se pierda, son lugares donde tradicionalmente la salud laboral no ha sido especialmente considerada. Esta contradicción es debida, probablemente, al hecho de que en la cultura sanitaria asistencial se ha antepuesto permanentemente la curación y el cuidado del paciente a cualquier otro principio. El desinterés de los sanitarios por la preservación de su salud en el trabajo ha sido, hasta hace realmente muy poco tiempo, un ejemplo de contradicción.
A principios de los años setenta, los textos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) indicaban la preocupante situación que se vivía en la mayor parte de los hospitales españoles por la ausencia de servicios de prevención, que estaban, en el mejor de los casos, sustituidos de manera parcial por los de medicina preventiva. Tan sólo aspectos preventivos reglamentados desde hace años, como por ejemplo la exposición a radiaciones ionizantes, podían considerarse atendidos, aunque con muchas lagunas estructurales y organizativas. Actualmente, la situación se halla en plena fase de transformación y, aunque la evaluación de los riesgos en un hospital llevaría probablemente a la detección de muchas situaciones inseguras, también es cierto que se está mejorando constantemente. Por otro lado, la plena implantación de conceptos
tales como las condiciones de trabajo, la ergonomía laboral, las cargas física y mental, ha añadido una nueva área de acción a las tradicionales ideas sobre higiene y seguridad en el trabajo. A las típicas acciones que se han de emprender para un adecuado control de los productos químicos, de la tecnología empleada en diagnóstico, tanto la tradicional como las nuevas formas de energía, del riesgo biológico, de la protección contra incendios, de la gestión de los residuos sanitarios o del establecimiento de un plan de seguridad, emergencia y evacuación, deben añadirse los aspectos organizativos y psicosociales especialmente importantes en organizaciones complejas y de servicios, como es el área sanitaria.
Como consecuencia de la publicación de la Ley 31/1995 de Prevención de Riesgos Laborales, que establece la necesidad de una serie de acciones de carácter organizativo y preventivo, como son la creación de un servicio de prevención, la necesidad de efectuar una evaluación de los riesgos existentes por parte del empresario o la implicación formal de la estructura jerárquica del hospital en la prevención de riesgos, se hace necesario efectuar una profunda revisión de las bases en las que se asientan los actuales criterios de organización de la prevención de la salud de los trabajadores sanitarios. Dada esta situación, probablemente sea el área sanitaria un buen campo de
pruebas para intentar la sustitución del antiguo concepto de seguridad (basado en la creencia de que los accidentes son inevitables y producto de la mala suerte, los trabajadores se accidentan porque no prestan la suficiente atención y la seguridad (del trabajador sanitario) cuesta dinero), por uno más actualizado, en el que se considera que los accidentes no son producto de la mala suerte, sino que éstos ocurren porque existen unas causas de origen técnico y organizativo, que, si los trabajadores se accidentan, es porque no están suficientemente formados e informados y que la inversión en seguridad es rentable para el hospital y la sanidad en general.
A consecuencia de esta transformación, la idea de que la seguridad es una prestación social más del hospital se debería ir abandonando y cambiando por la idea de que la seguridad es una herramienta de gestión que aumenta la calidad del trabajo y la de la relación del trabajador con el usuario y disminuye los costes, ya que son los accidentes los que cuestan dinero al hospital. A modo de resumen, se podría decir que la expresión inglesa health care for health care workers, que se traduciría libremente por “el cuidado de la salud de los que cuidan de nuestra salud”, es y deberá ser cada vez más habitual en el moderno léxico prevencionista en el ámbito sanitario.
Fuente: INSST