El amianto es una sustancia de origen mineral del conjunto de los silicatos con estructura cristalina dispuestos en finísimas fibras cuyas excelentes propiedades fisicoquímicas (resistencia mecánica, aislante térmico, resistente a la abrasión y a la fricción, no biodegradable, aislante acústico, resistente eléctrico) le confirió, durante muchos años, las características esenciales para su utilización hasta bien entrados los años 90.
Existen 2 grupos de amianto: serpentinas (crisotilo) y anfíboles (crocidolita, amosita, antofilita amianto, actinolita amianto y tremolita amianto). De las 6 variedades existentes, en España, se utilizaron el crisotilo, la crocidolita y la amosita, principalmente.
El amianto se ha utilizado en distintos sectores como el transporte, la industria o la construcción por lo que actualmente podemos encontrar materiales con amianto en cubiertas, tuberías, chimeneas, frenos, juntas de calderas, revestimientos de paredes y techos, pavimentos, pinturas, pegamentos, etc.
El amianto está clasificado como carcinógeno categoría 1A, es decir, es un agente del que se sabe que es un cancerígeno para el hombre en base a la existencia de pruebas en humanos por lo que su manipulación requiere de unas medidas técnicas de prevención y protección, así como medidas organizativas importantes de forma que se evite y/o minimice el riesgo de exposición al mismo.