1.Eres fiel a ti mismo. Cuidas la relación que mantienes contigo. No sientes tensión.
2.Tus músculos faciales están relajados y sus movimientos son fluidos. Sonríes con autenticidad y tu mirada brilla.
3. Pones atención a tu cuerpo. Tu sistema inmunológico está determinado por tu actitud emocional. Confías y te quieres. Tu salud te lo agradece.
4. Tu mente permanece en silencio. Tienes la mente y el corazón en paz. Expresas acciones y pensamientos pacíficos.
5. Te sientes responsable de lo que piensas y sientes en cada momento. Atraes personas y fomentas situaciones positivas.
6. Aceptas las situaciones con serenidad. Eres capaz de pensar con claridad y tomas mejores decisiones.
7. Vives el presente. Disfrutas las cosas al instante. No te empeñas en cambiar el pasado. Ni siquiera el presente. Recuperas por tanto la paz y serenidad.
8. Tu respiración es lenta y completa y el corazón late más lento de lo normal. Sentimos lo que respiramos y respiramos lo que sentimos.
9. Tu cuerpo entero y tus músculos están relajados. El movimiento de tu cuerpo es suave y su posición abierta.
10. Te sientes responsable y protagonista de tu felicidad. Nadie puede enfadarte, distraerte o quitarte tu energía.
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