Es preferible que los alimentos sean de temporada y de proximidad, en la medida de lo posible, compatibilizando el aspecto nutricional con la conveniencia de beber 2 litros de agua al día, preferentemente entre comidas. Además, es importante tener presente que las comidas son también un acto social si, como es habitual, se disfrutan en compañía. Por ello, podemos aprovechar para estrechar lazos con los otros comensales, al mismo tiempo que nos relajamos y, eventualmente, desestresamos.
Segundo hábito saludable: la actividad física
El mes de enero es también el momento de poner en forma nuestro cuerpo mediante la actividad física. Para ello, no es obligatorio recurrir a las zapatillas deportivas y empezar a correr. Con incrementar los pasos que diariamente realizamos, aprovechando nuestras propias acciones cotidianas, ya tendremos mucho ganado. Pequeñas decisiones en este sentido nos permitirán prevenir enfermedades cardiovasculares, e incluso cánceres.
Podemos intentar acceder al trabajo andando o con transporte público, en vez de con coche particular, desplazarnos por nuestras oficinas, en vez de abusar del teléfono, o subir escaleras, en lugar de coger siempre al ascensor. Obviamente, si se retoma cualquier actividad deportiva más intensa, ¡bienvenida sea!
Tercer hábito saludable: cuidar el sistema inmunológico
Por desgracia, seguimos inmersos en la pandemia de la COVID-19, y es primordial seguir aquellos hábitos que refuerzan las defensas de nuestro cuerpo y nos hacen más resistentes frente a las enfermedades infecciosas.
De los hábitos que fortalecen nuestro sistema inmunitario, nos hemos referido a la alimentación saludable y a la actividad física en este artículo, por lo que añadiremos mantener unos hábitos higiénicos adecuados.
Hay que destacar:
- El lavado regular de manos o, en su defecto, uso de geles desinfectantes.
- Seguir el calendario anual de vacunas y acudir a las revisiones médicas.
- Cumplir con las medidas preventivas vigentes frente a la Covid-19 (uso mascarillas, distancias de seguridad, etc.).
- Minimizar el estrés a partir de la planificación de nuestras actividades y el cuidado de nuestras relaciones, tanto en el trabajo como en casa.
- La moderación en el consumo de alcohol.
- No fumar.
- Tomar el sol invernal cada día unos 10-15 minutos.
- Dormir suficientemente, entre 7 y 9 horas diarias.
Por último, insistir que la paulatina incorporación de hábitos saludables tras un periodo sedentario y con exceso de comida, como acostumbran a ser las fiestas navideñas, se fundamenta en un conjunto de acciones que, llevadas a la práctica en su conjunto, y de forma integrada, irán fortaleciendo progresivamente nuestra salud física y emocional, haciéndonos más resistentes a agentes que pueden debilitar nuestro cuerpo y mente.