Autor: Alberto Resino Alfonso
Con frecuencia la desconexión de RRHH con el negocio es común a otras áreas. Aunque esto sólo es otra parcela más del puzle que es la organización que a veces, con una visión pobre centrada en sí misma, ha sufrido de los mismos males: el egoísmo de mirar sólo hacia sí mismo y sentirse en desconexión del resto. El resultado ya lo conocemos.
Hay que inundar las distintas áreas de la organización de un espíritu generoso que responda a la visión de conjunto y se esfuerce por el éxito global. Para eso hace falta un espíritu competitivo con uno mismo al tiempo que altruista con los demás: capaz de mejorar el propio desempeño y capaz de aportar para el bien común a costa propia.
Por eso la gestión de los miedos que lo dificultan y conducen a beligerancias y ostracismos contraproducentes es importante en este contexto. Y esto es tarea de RRHH. Porque tan importante como cada una de las piezas del puzle, tan importante como cada una de las piezas del engranaje, es la relación entre ellas.
Una organización de futuro necesita sintonía y sincronía. Y esto depende de cómo se relacionan, de cómo se comunican unas áreas con otras. Y la calidad de su comunicación depende de la calidad de las conversaciones de las personas que la integran. Así que una organización tendrá más éxito cuanto mejores sean sus conversaciones.
La organización del trabajo, los procesos de comunicación, el clima laboral son parte de la Prevención de Riesgos Laborales en su ámbito psicosocial.
Conseguir personas capacitadas así es la razón de ser de RRHH. Lograr un liderazgo que comunique dirección y motivación es su responsabilidad. Por eso podemos aprovechar la prevención de riesgos laborales como palanca de mejora y competitividad.
Es fácil si sabes cómo.