Llega el verano y con él las horas bajo el sol en la playa y piscina, actividades al aire libre, etc, y es importante tener en cuenta la importancia de proteger nuestra piel. La piel es un órgano dinámico y cambiante que se compone de tres capas principales: epidermis, dermis e hipodermis. Los anejos de la piel, como folículos y glándulas sebáceas y sudoríparas, también desempeñan diversos papeles en su función global.
La piel sana actúa como una barrera entre el mundo externo y el interior del cuerpo y es nuestra mejor y primera defensa frente a varios factores, entre los cuales está la radiación.
Cuando la piel se expone regularmente a los rayos ultravioletas (UV), aumenta la producción de melanina en la capa basal, la piel experimenta un engrosamiento para protegerse a sí misma y puede aparecer hiperpigmentación.