Evitar llevarse la oficina a la playa es difícil en estos tiempos en los que impera la cultura de la perpetua conexión a través de los smartphones, las tabletas y los ordenadores portátiles.
Las vacaciones son importantes porque permiten desconectar para volver con las pilas cargadas a la empresa. No en vano, el estrés laboral afecta en España a más del 40% de los trabajadores asalariados y a cerca del 50% de los empresarios, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). Y estas cifras aumentan en los días previos al descanso estival. Es por esto que todos los expertos aconsejan dejarlo todo atado antes de hacer las maletas. Javier Tovar, responsable de talent management de Moa BPI Group, considera importante “hacer inventario de los asuntos pendientes que puedan aplazarse y de los que no, delegando estos últimos a algún compañero”. Un método que José Manuel Casado, socio director de 2C Consulting, recuerda que se conoce como self management; es decir, la autogestión. Lo importante, tal y como apunta Casado, es no olvidarse de los objetivos y establecer prioridades antes de irse. Según el puesto, éstos pueden pasar por llamar a los principales clientes para informarles de tu ausencia u organizarte con tus colaboradores. Hay quienes, sin embargo, no logran desconectar del todo. Para Pilar Jericó, socia directora de Be Up, no disfrutar de las vacaciones es un síntoma de que no se ha sabido delegar o de que no se han cerrado bien las tareas pendientes. Para ello, Tovar recomienda “desengancharse lo máximo de la tecnología vinculada al puesto; equilibrar el descanso con el ejercicio físico y el deporte; dejar el reloj y los dispositivos en casa o en el hotel; y recordar que el 90% de nuestros miedos se basan en cosas que a la postre no ocurren”.