La preocupación por la seguridad y salud en el trabajo no es de reciente aparición y, aunque en tiempos muy lejanos apareció una incipiente legislación en la materia, no ha sido hasta la segunda mitad del s. XX cuando se ha producido un intervencionismo estatal sin el cual los índices de siniestralidad, aunque altos, hubieran sido incontrolables. La aprobación del Plan Nacional de Higiene y Seguridad en el Trabajo en el año 1971 propició la creación de los Gabinetes Técnicos Provinciales del Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo (INSST), dotados de personal técnico muy especializado. Su labor de asesoramiento y formación a las empresas y trabajadores, a la Inspección de Trabajo como órgano técnico asesor, fue encomiable. Sus funcionarios recorrieron las carreteras de la época, de pueblo en pueblo, formando a los trabajadores y promoviendo la prevención de riesgos laborales en los lugares de trabajo. Con la nueva estructura territorial surgida de la Constitución Española de 1978, al exigir a los poderes públicos garantizar la seguridad e higiene en el trabajo, las competencias en materia de prevención de riesgos laborales se transfirieron a las comunidades autónomas que crearon institutos especializados. El resultado ha sido muy bueno, con una reducción de la siniestralidad laboral muy significativa, con la mayor especialización de su personal técnico, habilitado para actuaciones de vigilancia, control y comprobación de las condiciones de trabajo. La evolución del Sistema nos lleva de nuevo a su centralización, con la integración de todos los operadores en la materia en el futuro Organismo Estatal de la Inspección de Trabajo, Seguridad Social y Seguridad y Salud Laboral.
Autor: Luis Díaz Bernardo