
Autores: José Manuel Vicente Pardo
1, Araceli López-Guillén García
2
1 Cátedra de Medicina Evaluadora y Pericial de la UCAM. Jefe Unidad Médica Equipo Valoración Incapacidades. Instituto Nacional de la Seguridad Social. Gipuzkoa. España.
2 Cátedra de Medicina Evaluadora y Pericial de la UCAM. Unidad Médica Equipo Valoración Incapacidades Instituto Nacional de la Seguridad Social. Murcia. España.
El cáncer de mama es el cáncer más frecuente en la mujer española, supone alrededor de un 30% de todos los tipos de cánceres, es el segundo cáncer más frecuente tras el cáncer colorrectal. En el año 2021 se diagnosticaron en España un total de 34.750 nuevos casos de cáncer de mama, 12.800 en población trabajadora La edad de máxima incidencia está entre los 45-65 años. La edad media de las pacientes en baja “laboral” por cáncer de mama es de 49 años. El 20% de los nuevos diagnósticos de cáncer de mama se dan en mujeres de menos de 45 años y subtipos de cáncer más agresivos.
Colorrectal |
43.370 |
Mama |
34.750 |
Pulmón |
30.948 |
Próstata |
30.884 |
Vejiga urinaria |
22.295 |
Linfomas No Hodgkinianos |
9.514 |
Cáncer de Útero |
9.253 |
Páncreas |
9.252 |
OTROS… |
……. |
Todos excepto piel no melanoma |
280.101 |
Cifras de cáncer en España 2022 (SEOM)
El impacto en la mujer trabajadora es muy importante por la alta incidencia, por causar largos periodos de incapacidad laboral temporal, su duración media es de 176 días, por suponer en un 24% situaciones de incapacidad laboral permanente en algún grado, y por la “aptitud sobrevenida” secuelar que la trabajadora ha contraído durante el largo período de baja, sometida a tratamiento intenso, con gran servidumbre terapéutica y que a pesar de que presente mejoría que permita trabajar retorna al trabajo con un mayor riesgo para su salud y, además, el trabajo, sus condiciones y sus características pueden suponer en algunos casos un mayor riesgode enfermar o lesionarse que hacen necesario la vigilancia de su salud y/o la adaptación del puesto, para evitar el riesgo de un retorno laboral no efectivo ni saludable en su condición de trabajadora sensible.
Como diagnóstico la “Neoplasia maligna de mama” es el primer diagnóstico en procesos que llegan a 365 días de baja. (Datos INSS 2018)
Excepción hecha de los casos graves con mala evolución y con limitaciones funcionales severas permanentes, en torno al 24% de las bajas, el resto de los procesos no tan graves o de mejor evolución y respuesta al tratamiento que son la mayoría, presentan secuelas algunas fáciles de objetivar como las limitaciones funcionales del hombro o el brazo, o el linfedema, pero otras más difíciles de evaluar de forma objetiva, aunque no por ello deben ser menospreciadas, como la astenia, las artralgias, el dolor en mama o brazo, las disestesias en manos y pies, los trastornos cognitivos (“chemo brain”, falta de atención, concentración, memoria, capacidad de ejecución; ) y los trastornos del ánimo.
El 36% de las mujeres con cáncer de mama sufre depresión y precisa de apoyo psiquiátrico, y el 55% padece algún tipo de trastorno emocional por ansiedad o trastorno adaptativo, que precisa cuando menos de apoyo psicológico y de prescripción de ansiolíticos en alguna de las fases del tratamiento del cáncer. La superviviente al cáncer de mama requiere especialmente una “reconstrucción psicológica”.
Según datos de la AECC (Asociación Española Contra el Cáncer) el 16% de las mujeres con cáncer de mama entra en riesgo de exclusión social.
A las incertidumbres propias de la evolución del proceso y las repuesta al tratamiento, tratándose de bajas largas existe el riesgo de pasar al desempleo durante la baja o ser despedidas por ineptitud sobrevenida al retorno al trabajo.
El retorno al trabajo es más complicado cuanto más se prolonga la baja, porque aumentan los miedos, las inseguridades, el sentimiento de minusvalía, la menor capacidad de adaptación, porque aumenta el riesgo de perder habilidades, y se cristaliza una mayor inseguridad para volver al trabajo. La posibilidad de reincorporación disminuye tras bajas muy prolongadas, o retorno desde una incapacidad permanente revisada.
A pesar de los avances terapéuticos, que en el tratamiento del cáncer son extraordinarios, el 70% de las bajas alcanzan el año y un 35% el retorno laboral no será efectivo por pase a desempleo, por despido, por declaraciones de no apto, por renuncia de la trabajadora al trabajo, por necesidad de cambio de trabajo acorde a sus limitaciones, o por incapacidad sobrevenida. Hay que considerar la incapacidad como un indicador de salud laboral, un indicador de resultado en salud, un indicador sanitario de calidad en la gestión sanitaria
La valoración de la capacidad laboral de la mujer con cáncer de mama precisa de una correcta objetivación y gradación de las secuelas, sus limitaciones funcionales y la evaluación correcta de los requerimientos del trabajo.
Por ello se hace necesario una especifica evaluación tanto del posible retorno al trabajo tras la baja laboral o de la situación de incapacidad laboral resultante; y este es el objeto del “Manual para la valoración de la capacidad/incapacidad laboral por cáncer de mama” editado por la UCAM y que ha sido revisado por la SESPM (Sociedad Española de Patología Mamaria) reflejando con datos el impacto laboral del cáncer de mama, y abordando la valoración multiaxial secuelar de los diferentes síntomas y disfunciones, su gradación, las escalas de aplicación, la metodología de valoración, la significación de tareas laborales comprometidas (tareas, ocupaciones, actividades, condiciones y características especiales del trabajo) y como propiciar un retorno saludable y duradero o en su caso la correcta valoración de situaciones de incapacidad laboral.
La UCAM edita este manual elaborado por la Cátedra de Medicina Evaluadora y Pericial para servir de guía en la valoración de la capacidad laboral por cáncer de mama, recogiendo datos del impacto del cáncer de mama en población trabajadora, estableciendo un protocolo de valoración específico de la situación incapacitante laboral y proponiendo medidas para facilitar el retorno saludable y efectivo, con la realización de una adecuada evaluación de secuelas del cáncer o de los tratamientos, sus limitaciones funcionales consecuentes y su relación con el impedimento laboral o el abordaje de medidas de adaptación de las actividades laborales comprometidas. Así mismo propone otras medidas de gestión sanitaria para procurar el tratamiento en tiempo y forma, evitar la desigualdad en el acceso a los nuevos tratamientos (toxicidad financiera), procurar la atención psicológica adecuada, elaborar un plan estratégico de protección integral a la superviviente, mejorar los sistemas de calificación de la capacidad/incapacidad, consideración preventiva de las decisiones del retorno al trabajo desde la incapacidad laboral temporal o permanente revisada, y conceptuar la incapacidad (el no retorno) como un indicador de salud laboral, un indicador de resultado en salud, un indicador sanitario de calidad en la gestión sanitaria.