
Parece evidente que la evaluación de riesgos debe contemplar todos los factores de riesgo existentes; sin embargo, la práctica indica que muchas evaluaciones en las empresas se centran en los riesgos físicos más tradicionales y no contemplan los riesgos psicosociales.
No se puede ni se debe minimizar u olvidar el estudio de los riesgos psicosociales. Y ello, entre otras, por las siguientes razones:
• Unas malas condiciones psicosociales de trabajo tienen unos efectos nocivos sobre las personas que trabajan (y sobre la empresa), es evidente que estamos hablando de riesgos derivados del trabajo y que la normativa correspondiente obliga a considerarlos y tratarlos como un riesgo más.
• Además, todos los factores de trabajo están en mayor o menor medida interrelacionados entre sí de tal manera que, si se mantienen problemas básicos en un determinado ámbito, éstos van a repercutir tarde o temprano en el conjunto.
• No hay que olvidar, por otra parte, que numerosos estudios ponen en evidencia la importancia que los propios trabajado res dan a los factores psicosociales y a la organización del trabajo, y la frecuencia con la que se quejan de estos aspectos, por lo que no es posible obviar los posibles problemas existentes en este ámbito.