Cuando la fe y la confianza no son suficientes
Ante situaciones difíciles se pone a prueba nuestra fe y nuestra confianza en algo o en alguien. Edgar Morín (1921–), el filósofo y sociólogo francés de la complejidad, con más de 100 años de vida, menciona en su clásico libro, Los 7 Pilares de la Educación, la importancia de educar a los niños y jóvenes en la incertidumbre, pues vivimos con ella a cada momento de nuestras vidas, no sabemos cuándo va a surgir algo espontáneo, impensable y cuando esto sucede, pues nos trastoca la vida de una manera complicada.
Nadie esperaba la aparición del Covid 19 y cambió al mundo para siempre. Sabemos que los científicos sabían que aparecería un virus o bacteria que causaría trastornos mundiales, pero no sabíamos cuándo, ni dónde, ni cómo se presentaría.
La principal característica y efecto de la incertidumbre es el miedo, el miedo a lo desconocido, que fue lo que determinó muchas muertes. Miedo que no podíamos controlar, pues leíamos o escuchábamos cada noche las cifras mundiales de contagios y muertes y esto aterrorizó a muchas personas. Los científicos trabajando a toda marcha, los laboratorios igual, los gobernantes buscando disminuir los impactos emocionales y políticos en sus gobiernos. En fin, toda una enseñanza para muchas personas. Toda una crisis y un terror ante la más pequeña aparición de uno de los síntomas clásicos. Una tos, un estornudo y todos a pensar en la muerte, en el contagio, en el riesgo para los papás, para los hijos. Fueron meses de una psicosis mundial, reflejada en cada hogar del mundo.
Muchas muertes se debieron porque no confiaron en sus gobiernos, pensaron que todo era mentira y no se cuidaron. Muchos casos de personas famosas que sucumbieron ante el virus por incredulidad, por falta de fe y de confianza en los especialistas. Se aferraron a sus creencias, a su desconfianza en los especialistas. Hubo mucho miedo a no saber que pasaría si hacíamos tal y cual recomendación, si no la hacíamos, si tomábamos tal o cual medicamento o suplemento. Pero la falta de fe y confianza fue un factor definitivo en el vivir o morir para muchas personas.
Un alpinista se perdió en medio de la noche, no supo para donde moverse, finalmente decide caminar hacia un punto determinado y de repente, se cae al vacío, siente que su vida terminaría, cuando siente el jalón de su cuerda, se había salvado, la cuerda y su amarre, toleraron su peso y lo dejaron colgado en el aire, en medio de una total oscuridad.
Cuando se recupera del susto, evalúa su situación y se da cuenta de que nadie lo puede salvar en ese momento y en un acto de fe, lanza un grito al cielo: por favor, alguien que me ayude, Dios, sálvame por favor, te lo suplico. Silencio… Nuevamente y con más fuerza pide ser salvado. En ese instante, oye un voz que surge de los cielos y le dice: corta la cuerda. El alpinista sorprendido por la respuesta, no lo entiende y vuelve a gritar: Dios, sálvame, te lo ruego. De nuevo la voz se escucha y le repite: corta la cuerda. El alpinista se mantiene fuertemente agarrado de la cuerda y se queda en silencio.
Al día siguiente, un grupo de rescatistas lo encuentran congelado, fuertemente tomado de la cuerda y a escasos 50 centímetros del piso.
La pregunta para reflexión es: ¿en quién confías? ¿tu confianza está a prueba de todo? ¿confías más en tu propia información, tus conocimientos, tu experiencia, tu sentido común? ¿o confías en el especialista? ¿en tu gobierno?
Este es uno de los grandes retos que los especialistas en prevención debemos superar con nuestros clientes. Debemos ser tan profesionales que si nosotros les decimos que corten la cuerda, ellos, a pesar de que no están seguros de hacerlo, en un acto de fe y confianza en su especialista en seguridad, corten la cuerda y puedan compartir con otros esta experiencia de prevenir antes que lamentar y la cultura de la prevención vaya creciendo no sólo en las empresas, sino en los hogares, en las oficinas, en los salones de clase. Que nuestros niños y jóvenes vean y experimenten la prevención como algo que ya es parte de sus vidas, de su diario actuar y podamos construir un mejor mundo para las nuevas generaciones.
Saludos desde Saltillo, Coahuila, México
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