Este documento está dirigido a las personas trabajadoras que se dedican al cuidado y atención domiciliaria de personas dependientes.
La actividad de cuidado y atención domiciliaria puede comportar una carga física significativa sobre el profesional que, a corto o largo plazo, podría originar trastornos musculoesqueléticos. La carga física del trabajo puede derivarse, entre otros motivos, de la movilización manual de personas, de la manipulación manual de cargas, de la adopción de posturas forzadas o por realizar diferentes acciones de fuerza puntual, durante el desarrollo de las diferentes tareas.
El contexto en que se desarrolla esta actividad profesional lo forman, principalmente, las características de la persona a la que se atiende junto con su entorno familiar, y las características del domicilio en el que se realiza. También se tendrá que incluir el entorno fuera del domicilio cuando el profesional realice servicios de atención y cuidado en el exterior, como pueden ser, el acompañamiento fuera del domicilio de la persona atendida, cualquier tarea logística relacionada, compra de alimentos, o compra de otros productos y utensilios para el hogar.
Esta actividad profesional tiene la singularidad que se desarrolla en un domicilio, que puede pertenecer a una empresa o a un propietario particular. Por otra parte, la persona que recibe el servicio puede ser el mismo propietario, el arrendatario, o bien puede tener algún tipo de vínculo con el propietario o el arrendatario del inmueble dónde se presta el servicio. Este dato permitirá saber quién tiene la responsabilidad; de autorizar o ejecutar determinadas medidas de adaptación del domicilio, y de aplicar ayudas técnicas para mejorar las condiciones de seguridad y salud de quien trabaja.
En este documento se han querido recoger un conjunto de consejos básicos de ergonomía, dirigidos a los profesionales del cuidado y atención domiciliaria a personas dependientes, con el objetivo de eliminar o reducir su exposición a riesgos ergonómicos y así minimizar el riesgo de sufrir trastornos musculoesqueléticos.
Se han incluido en el documento algunas pautas básicas de movilización manual de personas, que se pueden seguir siempre que la persona a la que se atiende pueda colaborar en el acompañamiento de los movimientos. Cuando la movilidad de la persona atendida sea muy limitada o inexistente, es muy importante que el profesional haga uso de medios técnicos de ayuda y que tenga formación específica sobre movilización manual de personas para minimizar el riesgo de sufrir una lesión.
La metodología utilizada ha sido la siguiente: primero se han identificado las tareas que pueden tener riesgo ergonómico; a continuación, para cada tarea, se han identificado diferentes factores de riesgo ergonómico a los que pueden estar expuestos los profesionales y, seguidamente, para cada factor de riesgo identificado, se ha propuesto una o un conjunto de posibles medidas preventivas con el fin de reducir o eliminar el factor de riesgo identificado.
En la parte final de la guía se presentan algunos de los servicios de apoyo y asesoramiento en este ámbito, que ofrecen las administraciones públicas. También se ha incorporado un apartado donde se hace referencia al marco regulador de la actividad y a la capacitación del profesional del cuidado. Finalmente, se ha incluido un directorio de recursos accesibles desde la web, donde constan informaciones, servicios y material diverso de apoyo para los profesionales.