sin espe-cificar las necesidades formativas de los pues-tos de trabajo indicados en el presente artí-culo y que están reguladas en el V Convenio colectivo del sector de la construcción. Con la finalidad de poder constatar téc-nicamente la conduc-ta segura en el tra-bajo, debe partirse del análisis de la realidad en obra para verificar “qué se podría mejorar y “cómo” hacerlo. En la realización a pié de obra de breves cuestiona-rios a los trabajadores del sector se puede observar que la mayoría de las per-sonas que intervienen en la obra piensan que, debido a la situación actual de mercado, no se deberían invertir los recursos de los que se dispo-nen en seguridad. Ello refleja la falta de cultura preventiva que existe al día de hoy en este sector, a pesar de los avances que se han llevado a cabo en los últimos años. También hay que considerar la posibilidad del descenso de acci-dentes e incidentes en el sector de la construcción. Dicho descenso no se debe a una mejora en prevención de los riesgos del sector, sino a una dis-minución considerable de la deman-da del mismo. Así, cabe concluir que el problema sigue estando vigente. Analizando los cuestionarios reali-zados, podemos concluir que en los trabajos de mayor rango (excepto Técnico de Ejecución o Jefe de Obra) el riesgo más importante asocia-do a aquellos es la fatiga, ya sea física o mental, como consecuencia del puesto de trabajo. Debido a su puesto, el jefe de obra se ve afectado por la fatiga crónica. Ésta deriva de la insatisfacción que le acarrea el día a día en obra, del gran número de horas dedicado a su trabajo, del poco reconocimiento obtenido de este, así como del cambio de rol. Este cambio de rol se refiere a que, aunque él es el jefe dentro de la obra, también es un trabajador más en la empresa principal. Por ello está sometido a constante tensión y evaluación conti-nua del trabajo que realiza. Por el contrario, los trabajos de me-nor rango se ven afectados por una gran variedad de riesgos. Destacan entre ellos: La exposición a temperaturas extremas, ya que trabajan por lo general al aire libre, con días de lluvia, nieve, frío o calor. La fatiga por esfuerzos y carga física, ya que por lo general man-tienen posturas poco ergonómicas durante varias horas y trasportan el material del lugar de acopio de obra hasta el tajo. Y entre ambos encontramos a los administrativos, que se ven más afectados sobre todo por riesgos ergonómicos como: La mala iluminación. Derivado de esto, caídas al mismo nivel. Orden y limpieza. La fatiga mental y por posición. Respecto a la formación, la mayoría está de acuerdo en que no hay una combinación de teoría y práctica adecuada. Igualmente, la mayoría coincide en que la documentación y materiales entregados no son en ocasiones comprensibles o adecua-dos, y que los medios didácticos no están actualizados. Esto nos lleva a pensar, en un princi-pio, que la causa se podría deber a la carencia de cultura general o estu-dios básicos de ciertos trabajadores. Pero este patrón se repite también en los trabajadores de estudios su-periores. Por lo tanto, se observa que es un fallo detectado en la formación que están recibiendo actualmente los trabajadores, ya que no se adapta en función del nivel académico del trabajador. A la hora de realizar una valoración para determinar si es viable que la formación en prevención de riesgos 20 //
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