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Así pues, el dato positivo es que más del 99,5% de los accidentes de Trabajo ocurridos en Baleares son de carácter leve. Además,  las bajas por ac-cidente laboral son las de menor duración de todo el Estado, con una media de 29,21 días en 2013. Los accidentes de trabajo más frecuentes son los trastornos musculoesqueléticos, por sobreesfuer-zos físicos y los ocasionados por choques contra objetos inmóviles (44,80% y 23,97%, respectiva-mente en 2013). Un dato que llama la atención es que los días de la semana en los que se producen más bajas son los viernes y lunes.   El perfil del accidentado balear en el año 2013 fue hombre de entre 30 y 40 años, con una antigüedad en la empresa superior a los 3 años, del sector hostelero y de servicios, que trabaja en empresa pequeña, con un tipo de contrato indefinido, que sufre accidente de tipo musculoesquelético, en lunes y en la segunda hora de jornada laboral. EL ANÁLISIS Son muchos los factores que hay detrás de la siniestralidad laboral. Podemos hablar de motivos como el factor cultural/educacional, el pequeño tamaño de la mayoría de nuestras empresas -que cuentan con escasos recursos internos destina-dos a la actividad preventiva-, la temporalidad, la antigüedad en la empresa -se accidentan más los trabajadores con una antigüedad inferior a 3 meses o superior a 3 años-, una formación insufi-ciente o inadecuada, etc. UNA LEGISLACIÓN COMPLEJA Y POCO ADAPTADA La legislación en prevención de riesgos laborales en España se caracteriza por ser excesivamente amplia, compleja, con escasa concreción y con indeterminación conceptual, poco adaptada a las características de las empresas y con importantes cargas administrativas asociadas. Es frecuente, por ejemplo, encontrar los términos “suficiente y adecuado” sujetos a libre interpretación. Además, existe una amplia profusión de textos en modo de normas UNE, convenios colectivos, guías de actuación Inspectora, guías del Instituto Nacional de Seguridad e Higiene, etc., que resultan inasumi-bles para una pequeña empresa. Hay que tener en cuenta también el efecto negativo que tiene la ausencia de criterios únicos por parte de la In-spección de Trabajo y Seguridad Social, acentuado por desarrollos normativos que inci-den en algunas materias de PRL en cada CC.AA. Todo ello hace que la normativa de prevención, además de ser de difícil cumplimiento y con un coste asociado importante, genere una gran incertidumbre e inseguridad jurídica. Es necesario que los requisitos legales estén adaptados al tamaño y actividad de las empresas. No es lógico que tengan las mismas exigencias una empresa de 500 trabajadores y una empresa de 5, por ejemplo; o una empresa de servicios que sólo cuenta con oficinas y despachos que una em-presa del sector de la construcción o industrial. En general, la prevención de riesgos laborales conlleva un trabajo importante de carácter administrativo, ya que las empresas necesitan dejar constancia documental de todas las actua-ciones que llevan a cabo para poder demostrar el cumplimiento de sus diversas obligaciones. La carga documental, si bien es considerada por las empresas como excesiva, a la vez se entiende como justificada y necesaria para poder demostrar el trabajo realizado. Atención especial merece la burocratización asociada a la coordinación de ac-tividades empresariales en prevención de riesgos laborales. Consideramos necesaria, por tanto, una impor-tante reforma del modelo normativo, dotándolo de una mayor simplicidad y racionalización, de una mayor claridad conceptual y de mayor flexibilidad, con una legislación que se adapte a las específicas características empresariales, sector de actividad, peligrosidad de las actividades desarrolladas, evolución de la siniestralidad, etc. Y también es importante, para conseguir la se-guridad jurídica de la que se carece actualmente, alcanzar una mayor uniformidad de criterio por parte de la Inspección de Trabajo y Seguridad Social, tanto a nivel de territorios como a nivel de inspectores. FORMACIÓN Y MODALIDADES ORGANIZATIVAS Además de la reforma comentada en el mod-elo normativo, el otro gran pilar para lograr una mejora de las condiciones y hábitos de trabajo en nuestro país es la información, promoción, formación y educación a todos los niveles. Debe darse prevalencia al aspecto positivo, promocional y preventivo frente al carácter represivo y sancio-nador para lograr el cambio cultural necesario en materia de seguridad y salud laboral. En particular, en cuanto a las modalidades organi-zativas de la prevención, si bien ya era un objetivo de la Estrategia Española para la Seguridad y Salud en el Trabajo 2007-2012 la simplificación La normativa de prevención española, además de ser de difícil cumplimiento y con un coste asociado importante, genere una gran incertidumbre e inseguridad jurídica. 18 //


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