
Una investigación estadounidense recuerda esta semana que pasar mucho tiempo sin hacer nada en la tercera edad también aumenta el riesgo de perder autonomía.
“Lo que hemos visto es que ser sedentario es, por sí mismo, un factor de riesgo para dejar de ser capaz de hacer actividades básicas en el día a día, como comer, vestirse o bajarse de la cama. En nuestro trabajo el sedentarismo se asociaba a la pérdida de autonomía independientemente de la cantidad de tiempo dedicada a la actividad física moderada, lo que supone que no sólo es un sinónimo de falta de ejercicio”, explica a EL MUNDO Dorothy D. Dunlop, profesora de medicina en la Universidad Northwestern de Chicago y la principal firmante del trabajo que publica ‘Journal of Physical Activity and Health’.
Según esta especialista, cada hora sin moverse cuenta. “Si en el caso de dos personas con el mismo perfil de salud y que emplean la misma cantidad de tiempo haciendo ejercicio, una de ellas pasa una hora extra al día sentada, esa persona tiene un riesgo más alto de tener peor salud”, ejemplifica.
Dunlop advierte que su estudio en ningún caso echa por tierra los beneficios del ejercicio. “Seamos claros: mantenerse activos es muy importante para la salud. Las personas que cumplen con las recomendaciones que aconsejan caminar unas dos horas y media a la semana a buen ritmo tienen menos posibilidades de desarrollar problemas graves de salud, como cardiopatías, ictus y diabetes”, señala. Lo que esta investigación demuestra, subraya, es que “ser sedentario es un factor de riesgo independiente”.
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