Quítate el pijama
Se trata de una pequeña trampa para nuestro cerebro. Los simbolismos, como la ropa que usamos o el entorno en el que desarrollamos el teletrabajo, nos ayudan a cambiar el chip para que nos resulte más sencillo trabajar.
No te olvides de tus compañeros
Al igual que cuando trabajáis en el mismo espacio, la comunicación con los compañeros es clave también a distancia para desempeñar bien el trabajo. Es importante que cuando se realice, la comunicación se clara y concisa para evitar un exceso de la misma que acabe lastrándola.
Planifícate
Que tu jefe no tenga su despacho justo detrás de ti te obliga a autogestionarte. La ausencia de presión por las jerarquías propias en los trabajos puede ponerte difícil la elección del qué hacer en cada momento y de qué manera.
Cambia el horario por un plan
Siguiendo el punto anterior, la libertad que ofrece el teletrabajo hace que sea mejor estrategia decidir unos objetivos para cada jornada en lugar de cumplir con un número concreto de horas. El estar encerrado en casa favorece los descansos breves a cambio de mayor flexibilidad, aunque debe existir cierto margen acotado para la comunicación entre los trabajadores.
Como conciliarlo con tus hijos
Es un reto difícil que depende de muchos factores, como la edad de los niños, el número de ellos o su nivel de dependencia. Hay que ser capaz de atender al trabajo y a las criaturas y saber elegir qué cosa tiene prioridad en cada momento.
Enfréntalo con talante
La situación viene impuesta, lo que puede generar frustración por quedarnos en casa. Es importante ser conscientes de la situación actual y de las decisiones que se tienen que tomar por esta circunstancia.