Los trastornos musculoesqueléticos (TME) son una de las dolencias de origen laboral más habituales. Estos trastornos afectan a millones de trabajadores en toda Europa y suponen un coste de miles de millones de euros para las empresas. Abordar los TME ayuda a mejorar la vida de los trabajadores pero también redunda en beneficio de las empresas.
Los TME relacionados con el trabajo afectan principalmente a la espalda, el cuello, los hombros y las extremidades —tanto superiores como inferiores— y se incluye en ellos cualquier daño o trastorno de las articulaciones u otros tejidos. Los problemas de salud varían desde molestias y dolores leves hasta enfermedades más graves que requieren baja por enfermedad o tratamiento médico. En los casos crónicos estos trastornos pueden provocar una discapacidad e impedir que la persona afectada siga trabajando.
Causas de los TME
La mayoría de los TME relacionados con el trabajo se desarrollan con el tiempo. Por lo general estos trastornos no tienen una sola causa y, a menudo, son el resultado de combinar varios factores de riesgo, como factores físicos y biomecánicos, factores organizativos y los psicosociales, así como factores individuales.
Entre los factores de riesgo físicos y biomecánicos cabe destacar:
- la manipulación de cargas, especialmente al flexionar o girar el cuerpo;
- los movimientos repetitivos o enérgicos;
- las posturas forzadas y estáticas;
- las vibraciones, una mala iluminación o los entornos de trabajo a temperaturas bajas;
- el trabajo a un ritmo rápido;
- una posición sentada o erguida durante mucho tiempo sin cambiar de postura.
Entre los factores de riesgo organizativos y psicosociales cabe destacar:
- las altas exigencias de trabajo y la baja autonomía;
- la falta de descansos o de oportunidades para cambiar de postura en el trabajo;
- el trabajo a gran velocidad, también como consecuencia de la introducción de nuevas tecnologías;
- las jornadas muy largas o el trabajo por turnos;
- la intimidación, el acoso y la discriminación en el trabajo;
- una baja satisfacción laboral.
En general, todos los factores psicosociales y organizativos (especialmente cuando se combinan con los riesgos físicos) que pueden producir estrés, fatiga, ansiedad u otras reacciones, lo que, a su vez, aumenta el riesgo de padecer TME.
Entre los factores de riesgo individuales cabe destacar:
- los antecedentes médicos;
- la capacidad física;
- el estilo de vida y los hábitos (como fumar o la falta de ejercicio físico).
Evaluación de riesgos
Si bien no hay una sola solución y, en algunas ocasiones, puede ser necesario consultar a expertos cuando se trata de problemas serios o poco habituales, sí que podemos adoptar medidas sencillas y asequibles, como utilizar un carrito para facilitar el manejo de las herramientas o los productos, o cambiar la disposición de los objetos del escritorio.
Para abordar los TME, las empresas deberían combinar:
- La evaluación de riesgos: adoptando un enfoque integral, evaluando y abordando todas las causas (véase más arriba). También es importante tener en cuenta a las personas trabajadoras que más riesgo corren de sufrir TME. La prioridad es eliminar riesgos pero también adaptar el trabajo a las personas.
- La participación: incluyendo a las personas trabajadoras y a sus representantes en debates sobre posibles problemas y soluciones.
Aquí encontrará más información sobre la prevención de los TME relacionados con el trabajo.
Plan preventivo de actuación
Tras completar la evaluación de riesgos, deberá elaborarse una lista de medidas, en orden de prioridad, y hacer que las personas trabajadoras y sus representantes participen en su ejecución. La actuación debe centrarse en la prevención primaria, pero también en medidas para minimizar la gravedad de cualquier lesión. Es importante asegurar que todas las personas trabajadoras reciban la información, educación y formación adecuadas en materia de salud y seguridad en el trabajo y de que sepan cómo evitar peligros y riesgos concretos.
Las medidas pueden abarcar los siguientes ámbitos:
- Disposición del puesto de trabajo: adaptar la disposición para mejorar las posturas en el trabajo.
- Equipos: asegurarse de que tienen un diseño ergonómico y son adecuados para las tareas.
- Tareas: cambiar los métodos o herramientas de trabajo.
- Equipo directivo: planificar el trabajo para evitar el trabajo repetitivo o prolongado en malas posturas. Prever descansos, alternar las tareas o reasignar el trabajo.
- Factores organizativos: articular una política en materia de TME para mejorar la organización del trabajo y el entorno psicosocial en el lugar de trabajo y fomentar así la salud musculoesquelética.
Las actuaciones preventivas deberán tener también en cuenta los avances tecnológicos de los equipos y la digitalización de los procesos de trabajo, así como los cambios que ello conlleva en las formas de organizar el trabajo.
En el enfoque de gestión de los TME, también deberán considerarse el seguimiento y la promoción de la salud, así como la rehabilitación y la integración de las personas que ya padezcan dichos trastornos.