
Los accidentes laborales relacionados con la circulación vial, tanto “in itinere” como “en misión”, suponen ya una macabra realidad cuya dimensión es, sencillamente, intolerable. Haciendo una valoración conservadora, más del 40% de todos los accidentes en desplazamiento es probable que sean accidentes de tráfico. Unas cifras que, analizadas en su conjunto, significan que el 1,5% de todos los accidentes laborales tienen su origen en este tipo de siniestros. O, lo que es lo mismo: la inseguridad vial es ya la segunda causa de accidentes laborales mortales.
Sin duda, lo insostenible de esta situación, puesta en valor por la presión social llevada a cabo desde determinados sectores de la sociedad civil (partidos políticos y sindicatos, principalmente) así como desde el Gobierno hizo que, el 15 de febrero de 2011, la Comisión no permanente sobre Seguridad Vial y Prevención de Accidentes de Tráfico aprobase una Proposición no de Ley por la que se instaba al Gobierno, entre otras medidas relacionadas con la “prevención laboral y la seguridad vial”, a realizar las modificaciones pertinentes en la actual Ley 31/1995, de 8 de noviembre, de Prevención de Riesgos Laborales. Resta, ahora, implantar este mandato parlamentario con eficiencia y eficacia.
Por ello, resolver el problema de los “accidentes de tráfico laborales” mediante soluciones de continuidad, exige plantear este desafío como un proyecto de dirección estratégica integrado en la política de RSE de las empresas, donde deberá constituirse como una perspectiva más para alcanzar la viabilidad. Y, fomentar esta visión (estratégica), es tarea ineludible de la Administración Pública; de lo contrario, de apoyar exclusivamente la visión utilitarista que supone la manera en la que se está enfocando este problema en la actualidad, el beneficio potencial de esta medida se vería notablemente disminuido.
Sólo desde una concepción estratégica de la solución es posible abonar el terreno para que cada organización empresarial identifique y valore su nivel de compromiso con la seguridad vial y decida el grado de profundidad con el que la afronta, aportando soluciones que, una vez integradas en la política española de seguridad vial, contribuirán a resolver (de manera sostenida) uno de los principales problemas endémicos de nuestra sociedad: la siniestralidad derivada de la circulación vial.
Fuente: La gaceta