Cenar a partir de las 10 de la noche. Echar una siesta. Un prime time en la televisión que se alarga hasta entrada la madrugada. “Esto no es inusual”, señala el reportaje que hoy es portada en el The New York Times sobre el debate de cambio horario en España.
“Es la identidad española, comer en otro horario, dormir en otro horario”, resalta uno de los protagonistas del reportaje. Y es que, con una economía en crisis, el periódico con sede en Nueva York comenta los renovados planes de diferentes instancias españolas para cambiar una vieja costumbre y mejorar la eficiencia de nuestra economía.
Ilustrado con la imagen de un almuerzo en una taberna sevillana de los dueños de un pequeño negocio cercano, el artículo señala que “lo que es lógico” para los no españoles, supondría un cambio fundamental en la forma de vida de España.
La reforma a aplicar, como cita el periódico, llevaría el país a un horario más europeo e internacional: programas de televisión que deben comenzar y acabar antes; trabajos dentro de una franja temporal de entre las 9 de la mañana y las 5 de la tarde; o incluso retrasar las agujas del reloj para volver a la zona horaria igual a la del Reino Unido, Portugal o Canarias, alejándose de la central de Francia, Alemania o Italia, como recomendó una comisión parlamentaria el pasado mes de septiembre.
El artículo, que define las siestas como un cliché de la cultura española no necesariamente real, aprovecha para resaltar las largas jornadas laborales interrumpidas solo por el “tradicional” almuerzo de mediodía y la comida, con sus consecuencias para conciliar trabajo y familia. Una rareza para EE.UU. O una costumbre local que, más allá de sorprender a los lectores de uno de los diarios más leídos e influyentes del mundo, resalta las razones económicas que están detrás de las propuestas para igualarnos al resto de europeos en cuestiones horarias.
Fuente: La Vanguardia
